En el término de Zalamea la Real se conserva un horno de origen árabe ubicado en una plantación de eucaliptos al borde de la N-435, concrétamente en el kilómetro 180.
Tras la última tala de árboles, el horno es visible desde la carretera. En las redes sociales, se han compartido diferentes fotografías donde se comprueba un estado de conservación aceptable, distinguiéndose los diferentes elementos del mismo, por lo que varias voces han solicitado un estudio de la estructura para comprobar si es posible una restauración del horno.
Este tipo de hornos estaban construidos de piedras y ladrillos, y en ellos había que destacar tres partes: la caldera o el pozo, que era donde se ponía el combustible para calentar el horno, que consistía en ramas de
encinas o de olivo, jaras etc.; la cámara, que era el lugar donde se ponían a cocer las tejas, ladrillos y baldosas, y la parrilla, que separaba la caldera de la cámara, estaba construida de ladrillos separados entre sí y dejando huecos de tal manera que el calor se repartiera homogéneamente para conseguir una temperatura igual por todas partes para que la cocción, que duraba unas nueve o diez horas, para que esta resultara perfecta.
En las tejeras tradicionales, el trabajo era fundamentalmente manual y artesano y se efectuaba casi en su totalidad al aire libre, desde primavera hasta fin del verano.