Miles de onubenses se han acercado este domingo hasta las playas para comprobar con sus propios ojos y plasmar con sus teléfonos imágenes del estado, pésimo estado, en el que ha quedado la costa onubense tras el paso de la borrasca Enma.
Si lo gaditanos se acercaron a la orilla del mar por la llegada inesperada de ‘aquellos duros antiguos que tanto en Cádiz dieron que hablar’, los onubenses lo han hecho este domingo, en el que ha habido una tregua meteorológica, para captar y ver unas playas que parecen azotadas por un bombardeo en algunas zonas. En especial en El Portil, donde la situación es tan seria y peligrosa que se ha tenido que prohibir el acceso a unas 200 viviendas, algunas de las cuales están ante un precipicio del que da la impresión no se van a salvar si una nueva borrasca dijera a arremeter con el mismo ímpetu que Enma.
Los vecinos de la primera línea de playa de El Portil tienen motivos para estar algo más que preocupados. Sus casas penden de un fino hilo. Una de estas viviendas tiene colgado un gran cartel de ‘Se vende’. El comentario entre los paseantes al pasar era unánime: Cualquiera se compra una casa aquí.
La playa era hoy una auténtica feria de personas asombradas ante una paisaje tan desolador, aunque algunos niños, ajenos a tanta desgracia para los afectados, utilizaban los terraplenes que arena que se han formado para jugar en ellos.
El cartel de ‘Se vende’ del vecino que antes comentábamos bien podría ser sustituido por otro gigantesco que marque una inmenso SOS. La costa de Huelva precisa una actuación algo más que urgente, urgentísima, y los políticos, al margen de visitas, lo que deben hacer es sentarse pronto y rápido para dar solución a un problema que se repite un año tras otro y al que no dan solución.