Cientos de cohetes ensordecían la localidad de Lucena del Puerto desde horas tempranas del pasado tres de mayo anunciando el gran acontecimiento que estaba a punto de sucederse.
Tras cinco años de trabajo y sacrificios por parte de los hermanos de la Cruz de Arriba, quienes en días previos reflejaban un brillo especial que denotaba ilusión y regocijo, se bendecía el retablo que cobijará a su tesoro más preciado, la Santa Cruz.
Antes, idas y venidas engalanando una calle que por unas horas se convertiría en el escenario de un evento que Lucena del Puerto nunca olvidará. Banderolas rojas adornadas con la imagen de la Cruz recorrían la calle Arriba, donde se ubica la Capilla de esta Hermandad, de una punta a otra, del mismo modo que lo hacían los paños rojos que colgaban sobre los balcones, y las flores y macetas con las que los vecinos de esta Cruz decoraban sus fachadas, dando como resultado una bella estampa. Una gran velada, encabezada por una Cruz en su portada, y alfombras rojas sobre un suelo que sería testigo de las cientos de pisadas ilusionadas que se acercarían hasta el lugar, completaban la elegante decoración preparada para la ocasión.
Escenario sobre el que se iban acercando, desde las 19 horas del tres de mayo, las arriberas y Arriberos con mantillas y trajes de chaqueta, atuendos típicos de un acontecimiento de gran envergadura como el que iban a presenciar.
Una procesión popular por las principales calles del pueblo amenizada por la Banda de Música “Nuestra Señora del Carmen” de Villalba del Alcor, abría los actos de esta efeméride. Procesión que comenzó en la Capilla, donde se concentraban ya cientos de personas unidas por un sentimiento común: la gran felicidad que inundaba sus corazones en ese momento previo, y que iría creciendo conforme la noche caía y el retablo se bendeciría. Al ritmo de las elegantes notas musicales de la banda de música, los Arriberos se dispusieron a encaminarse hacia la Iglesia, donde los esperaban autoridades y resto de Hermandades para acompañarlos hasta la Gran Capilla.
Una vez allí, se abrieron las puertas de la capilla, se dio paso a celebrar el acto de bendición del retablo de la que es su titular, comenzando con la Santa Misa oficiada por el párroco de la localidad, Juan José Guillén.
Emotiva misa cantada por un coro formado por hermanos de esta Cruz, quienes deleitaron a los asistentes con canciones compuestas para la ocasión por Lorena Regidor, nieta de “Antonia la kika” quien le dejó su legado. Unas significativas y hermosas palabras de una gran arribera, Rocío Macías, daba paso al acto litúrgico celebrado en el exterior de la Capilla, en la que se congregaban autoridades, hermandades y algunos hermanos de esta Cruz.
Los vivas, arrojados con gran sentimiento, anunciaban el final de una misa en la que no faltó el agradecimiento por el trabajo y esfuerzo de todas las personas y en especial a sus mayores por transmitirles la fe en el Señor y en la Santa Cruz, en voz de Loli Robles.
Una vez bendecido el retablo de la Gran Capilla, los asistentes pudieron disfrutar de una noche de convivencia en la que la Hermandad dispuso café y chocolates con dulces para todos, y en la que el cante y el baile al son de la Banda de Música denotaban el júbilo que impregnaban ese instante tan ansiado por la Hermandad. Un momento mágico que llegó a su punto álgido con una exhibición de una traca de cohetes.
De esta forma, con gran satisfacción y gozo, los hermanos de la Santa Cruz de Arriba dieron la bienvenida a una nueva etapa de sus vidas, una etapa conseguida gracias al trabajo y esfuerzo de todos los Arriberos, que tienen ya las vistas puestas en el próximo nueve de mayo, momento en el que su Cruz saldrá gloriosa de su Gran Capilla para dirigirse a la Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir, desde donde protagonizará una procesión muy especial el próximo 12 de mayo en la que las sorpresas no faltarán, fundamentadas en este ilustre e inolvidable 2018 para esta Hermandad.