(Texto: Paco Velasco) Nadie discute que, hasta la formación del nuevo Govern, el Ejecutivo español mantiene la manija política en Cataluña. El 155 está vigente. Tanto que puede arder Troya si Rajoy lo pasa por alto.
Propongo una hipótesis, por otra parte más que probable. Una vez que Felipe VI firme, aunque le repugne, el nombramiento de Torra, Mariano debe ratificarlo y ordenar que se publique en el Boletín Oficial del Estado y en el Diario Oficial de la Generalidat de Cataluña. Cuando lleve a cabo estas dos actuaciones, el presidente del Gobierno de España toda ha de tener en cuenta que el (nada) Honorable Torra ya ha presentado sus credenciales independentistas y su proyecto de constituir la república catalana. Cierto es que se trata de patentes amenazas pero, bueno, palabras al fin y al cabo.
Cosa distinta será el hecho primero a seguir: la toma de posesión. Torra puede creer que vale la fórmula Forcadell: “Cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad de pueblo de Cataluña representado por el Parlament”. En cuyo caso, si Rajoy no se opone, se convertiría en cómplice de las ilegalidades que el sucesor de Puigdemont perpetre conforme a sus amenazas.
La vigencia del 155 pondrá las pilas a Don Mariano y exigirá, precedido, si se quiere, del “por imperativo legal”, que se jure o se prometa fidelidad al Rey, a la Constitución, al Estatut y a las instituciones nacionales de Cataluña. Exigencia que tiene su respaldo jurídico, entre otros, en el artículo 108 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General y en una sentencia del Constitucional que dispone que quien jura o promete debe dejar claro que acata la Constitución.
En este momento, se advertirá la seguridad jurídica que nos ofrece Mariano frente al disparate ilegal que quiere imponer don Joaquim. Don Joaquim y don Urkullu, Rajoy, que más vale España sin presupuestos que presupuestos sin España. En consecuencia, quedará acreditada la valía, o el desvalor, gobernante de quien representa al pueblo español. Tiempo al tiempo inminente.
