(Texto: Paco Velasco) La Inquisición está de vuelta. Carmen Calvo desvela la Torquemada que lleva dentro. Ella insacula a todos los hombres en el hades. De allí no salen. Carmen Calvo es experta en el arte del escaqueo. Inhuma los asuntos importantes. Exhuma las materias a olvidar. Esfuma los temas de interés. Difumina los argumentos de peso. Desvanece el fondo de las cuestiones. Se escabulle de los contenidos delicados. No sé si se trata de una fijación personal pero me inclino a creer que es una estratagema para captar votos fáciles.
Cualquier hombre que tenga relaciones sexuales con una mujer debe seguir la burocracia recién establecida. Primero, esperar el sí manifiesto. Segundo, grabarlo con el consentimiento de la pareja. Tercero, que la complacencia sea recíproca. De lo contrario, todos culpables. La presunción de inocencia, privilegio exclusivo de las señoras. La actual Ley de Enjuiciamiento Criminal, una bazofia. La práctica de la prueba, no ha lugar.
Lo que la inteligencia de la señora Calvo no acierta a vislumbrar es el pretil en que coloca a todas las mujeres con su defensa espuria del sí expreso. La alta dama no se detiene a pensar en los circunstanciales de ese sí. Puede ser susurrante o altisonante. Concesivo (sí, aunque…), condicional (sí, si…), causal (sí, porque…), finalista (sí, para que…), temporal (sí, cuando…), de cantidad (sí, cuánto…), modal (sí, altisonante o susurrante). Puesta a precisar el sí es sí (antes el no es no), demande la prisión permanente revisable o la cadena perpetua para los agresores de mujeres. Para los asesinos, etarras y otros bichos, no, que es pecado ideológico.
En el Circo Sánchez, las libertades vuelven a la estratosfera. Los derechos, qué derechos. La estupidez, al alza. La gracia, ausente. Como concluiría el genial Forges: “iridiscente”. O sea: los destellos del arcoíris ciegan a los domadores mientras las fieras se adueñan del redondel del tiovivo. Ya lo digo: “de por sí” hay que ir a elecciones generales antes que el montaje nos sepulte a todos.