Como cada verano, y también como prácticamente todo el año, el puente del Odiel se convierte en una ratonera, tanto a la hora de salir de Huelva como a la hora de entrar, en cuanto se produce uno de los múltiples accidentes por alcance que se dan en esta infraestructura, clave para miles de persona para ir o volver de Punta Umbría, el Portil, El Rompido o Aljaraque.

Dado que construir un puente nuevo o ampliar el actual es algo impensable en estos momentos, dada el todavía famélico estado de las arcas de la Junta, desde distintos ámbitos se están aportando ideas para tratar de evitar los grandes atascos que se producen en cuanto se produce el más mínimo accidente.

Por fortuna no estamos hablando de accidentes graves, dado que la inmensa mayoría son por alcance, pero sí que asistimos cada dos por tras a atascos capaces de acabar con la paciencia de los automovilistas más tranquilos.

Algo que todavía no se entiende es cómo, a pesar del gran número de accidentes que tienen lugar en este puente, Tráfico no ha intervenido de una manera certera en lo que es claramente un punto negro. Resulta incomprensible que se pueda circular por este puente a 100 kilómetros por hora; y resulta más incompensible aún que en la entrada a Huelva se reduzca solo a 70 kilómetros en lo que es un punto crítico, dado hay una bifurcación, para coger la rotonda que conduce en dirección a Sevilla y para entrar en Huelva.

Tráfico tiene como ejemplo de lo que es una actuación decidida lo que se hizo en su momento en el ‘Paquito’ de Sevilla, donde la velocidad máxima es de 60 kilómetros por hora y donde se han colocado controles de velocidad para multar a todo aquel que supera ese límite.

Algún día, no sabemos de qué año, Huelva tendrá un puente ‘como dios manda’ para la conexión con Punta, El Portil, El Rompido y Aljaraque. Pero mientras llega, bueno sería que Tráfico se tomara algún interés en lo que pasa cada dos por tres en ese puente.