¿Qué hace que el póquer sea tan popular? Este juego de apuestas ha sido siempre uno de los preferidos en la civilización moderna. No solo han sido los plebeyos y los ciudadanos de más baja estirpe los que han quedado fascinados por este entretenimiento desde su invención, sino que también lo han practicado las más altas esferas. Eso se explica, en parte, por tratarse de un juego donde se necesita estrategia y suerte por partes iguales.
No obstante, los buenos jugadores no se bastan solo del azar y la técnica. Existe toda una ciencia detrás del póquer de la que se suele hablar poco. Dominar un juego de este tipo puede ayudarte a ser más flexible en tu vida diaria, aceptar mejor situaciones que están fuera de tu control o trabajar la memoria. En este artículo, explicaremos varias razones científicas que explican que un “simple” juego de naipes tenga todos estos beneficios en quienes lo practican.
Matemáticas para calcular tus probabilidades de ganar
Una de las primeras ciencias de las que todo jugador debe servirse son las matemáticas. Estas te ayudarán, por ejemplo, a calcular las probabilidades que tienen tus rivales en hacer una jugada que les dé la victoria. Dicho de otra manera: si no haces bien los cálculos, podrías perder por completo el control de la partida y, por consiguiente, reducir a cero tus posibilidades de ganar. Para ello es también recomendable mantener la cabeza fría y pensar con tranquilidad.
Los cálculos matemáticos pueden hacerse en la misma mesa de juego -aunque para ello deberás disponer de un cerebro que funcione como calculadora humana-, o llevarlos preparados desde casa. Desde la tranquilidad de tu casa, te será más fácil hacer estadísticas para enfrentarte a tus contrincantes con algo más de ventaja. Tampoco te será nada difícil encontrar esos porcentajes en Internet o en libros escritos por algunos de los mejores jugadores de póquer.
Biología: cómo las hormonas afectan tu forma de jugar
En 2010, se publicó un estudio en el que se demostraba la capacidad que tiene el póquer para controlar la ansiedad. Eso se debe a que el juego consigue reducir los niveles sanguíneos del cortisol, una hormona gobernada por el ritmo circadiano que nuestro cuerpo produce en situaciones de estrés. En este sentido, Leo Margets recomienda dormir bien y exponerse a la luz solar para ayudar a la regulación de estas variables biológicas imprescindibles para la salud hormonal.
Pero la relación entre el póquer y las hormonas no termina aquí. La testosterona tiene una influencia directa en la toma de decisiones, por lo que tener un nivel alto puede llevar al jugador a arriesgar y a cometer errores. Un nivel bajo, en cambio, suele estar vinculado con mayores aciertos y mayor capacidad de aprender. Por suerte, esta descompensación puede arreglarse con la práctica de juegos como el póquer, aunque el jugador deberá prestar más atención.
Informática: ¿pueden los ordenadores ser mejores jugadores?
Cuando se empezaron a popularizar los ordenadores entre el consumidor medio, uno de los juegos que llevaban integrado era el del póquer, que le permitía al usuario participar en partidas en las que jugaba contra una máquina.En el siglo XXI, la inteligencia artificial ya no es algo del futuro y está cada vez más presente en nuestro día a día. Es el caso también del póquer online, que ya utiliza tecnología de última generación para atraer a un mayor número de adeptos.
Hará cosa de un año, el sector dio un gran salto adelante con DeepStack, el primer ordenador inteligente que fue capaz de usar la intuición para ganar a sus contrincantes humanos. Así, esta inteligencia artificial entendía por primera vez que el póquer es un juego de adaptación y que hay que utilizar la psicología para jugar las mejores cartas.DeepStack consiguió batir a 10 jugadores profesionales a lo largo de miles y miles de partidas gracias a esa capacidad para aprender.
La ciencia detrás de todo buen mentiroso
Mentir tiene muy mala reputación. La condenamos en políticos, en periodistas, en nuestra pareja y en amigos. Sin embargo, el arte de la mentira puede ser el mejor aliado para cualquier jugador de póquer. Pero para poder hacerlo con efectividad, uno debe poseer ciertas habilidades tanto en su personalidad como a la hora de dominar su lenguaje corporal. En efecto, tener una buena presencia ayudará a no delatarte y a que el otro se crea tus mentiras.
Tu expresión facial, tus gestos o tu tono de voz pueden ser clave para que tus rivales perciban que estás intentando colar una trola. Todo ello puede trabajarse con ejercicios y sobre todo mucha práctica, aunque lo cierto es que biológicamente algunos están diseñados para saber engañar con mayor facilidad que otros. Eso se debe a que tienen un 20 % más de fibras nerviosas en la corteza prefrontal, lo que hace que tengan una conexión más directa con su cerebro.