(Texto: Juan Andivia) La consejería de educación ha acordado con el IES Martínez Montañés sufragar los gastos del Programa de Diploma del Bachillerato Internacional, que únicamente se imparte en este centro público de Andalucía, junto con otros seis colegios privados, como venía haciendo desde 1989 y hasta 2013. En los años siguientes han sido filigranas económicas las que lo han sustentado.
Y ha sido un rescate curioso, pues el único peligro que acechaba a estos estudios era el de la financiación de la propia administración que, amparada en el criterio de unos funcionarios mediocres, no permitía que quienes debían decidir supiesen en realidad lo que estaba ocurriendo. Y, mire usted por dónde, ha tenido que ser en estas fechas de campaña electoral cuando, tras varios reportajes y entrevistas en los medios, ha cedido en algo que, por lo visto, la propia consejera desconocía.
Sí, porque el pasado día 22 de noviembre se celebró en la Universidad Pablo de Olavide un coloquio sobre educación, dentro de los actos de la campaña de las elecciones andaluzas y asistieron representantes de los distintos partidos. La consejera, acostumbrada a responder ante quienes no tienen datos, improvisó ante la pregunta sobre la posibilidad de que se perdiese el Programa de Diploma del Bachillerato Internacional (en adelante BI), por falta de financiación:
Primero dijo que pertenecía a una entidad privada, que en el contexto educativo viene a querer decir empresa y esto no es cierto. El BI pertenece a una organización transnacional (www.ibo.org), con sede en Ginebra, pero que integra a más de quince países, no tiene ánimo de lucro y, además, en el lenguaje internacional de la escuela no es lo mismo público que estatal, ni por supuesto, que privado.
Probablemente creyó, como más tarde confirmaría, que internacional era un adjetivo que calificaba al bachillerato y no, como es en realidad, ya que todo el término bachillerato internacional corresponde a una marca que tiene cuatro programas distintos, impartidos en más de cuatro mil colegios de todo el mundo y sólo uno de estos programas, el destinado a los jóvenes de 16 a 19 años, es el que se imparte en Sevilla y en un centro de titularidad pública.
Como la cuestión era la financiación, dijo que se habían duplicado los gastos de matriculación, error que es fácilmente demostrable preguntando en cualquiera de los centros (también lo imparte el Colegio San Francisco de Paula) o en Cardif, sede administrativa de los programas. Se han aumentado en un porcentaje mínimo, proporcional, que es lo que ha ocurrido siempre.
Para finalizar la lección que la responsable andaluza no se había aprendido, dijo que el BI se basaba en la enseñanza de idiomas, lo que ya hirió gravemente las dolidas conciencias de los cientos de alumnos que lo han cursado (y de quienes lo hacen en la actualidad), por cierto “en español» y que saben que la diferencia está en la metodología, en los objetivos, en las materias, en sus horas de dedicación, en sus requisitos para obtener el Diploma, en la exigencia, en la profundidad, en el compromiso y en el sistema. Y en el reconocimiento posterior, ya que salen mejor preparados en la comprensión y apreciación de la investigación, en las habilidades comunicativas y de presentación, en el desarrollo del pensamiento crítico, en la habilidad para redactar informes, en el entendimiento intercultural, la mentalidad internacional y en la organización del tiempo: Todo lo que más se valora en las mejores universidades.
La universidad de Sevilla podría dar fe de cómo llegan a sus facultades estos alumnos egresados y de dónde procedían, de qué extracción social, ahora que se habla tanto de la relación poder adquisitivo/resultados.
Realmente, y a pesar de las fallidas palabras de la consejera, lo que más me molestó fue la manera de cambiar de asunto, por parte de la moderadora, señalando que se trataba de un tema local. Y ahí está el problema. Que un alumno de un centro andaluz dirija las investigaciones sobre el cáncer el Cambridge, que otro esté becado en Harvard, que uno gane una medalla en las Olimpiadas científicas Iberoamericanas y otro la ganara en las internacionales de Bombay, que entre más de un millón de alumnos de todo el mundo un andaluz sea reconocido por obtener una de las mejores notas, que lo que estudian en los más prestigiosos colegios de EEUU, Alemania, Japón o Reino Unido pueda estudiarlo un joven de cualquier rincón de Andalucía y sin recursos, todo esto no es un tema local, es un tema andaluz, de la educación andaluza, por el que todos los consejeros y consejeras anteriores han presumido.
Y así lo entendió la Confederación andaluza de asociaciones de padres y madres del alumnado por la educación pública (CODAPA) que, en 2008, otorgó el premio correspondiente a la la categori?a de instituciones pu?blicas al IES Marti?nez Montan?e?s, alegando que “este centro es el u?nico pu?blico a nivel andaluz donde se imparte el Bachillerato Internacional. […] que ha dado como resultado generaciones de chicos altamente cualificados y que han encontrado un centro pu?blico que responde a sus necesidades”. Exactamente es esto, porque la atención a la diversidad se completa con este paso y nunca sin él.
La educación andaluza ha de ser para todo el alumnado de Andalucía y quienes tienen una exigencia mayor también tienen derecho a ser atendidos.
Y volviendo al principio. Es cierto que actualmente la consejería dota al centro de profesorado y sufraga las cuotas de inscripción, pero los recursos económicos que se solicitan son para la formación, que no puede darse en los CEP (ya que no conocen el programa, como ha demostrado la propia consejera), para las publicaciones y para su funcionamiento, a veces, extraordinario. Y hablábamos de un suplemento de menos de veinte mil euros, para el presupuesto de la educación andaluza. que supera los seis mil millones.
Claro, que si una no se sabe la lección, creerá que se financia sólo un centro y no el prestigio y la equidad de toda la educación pública de Andalucía.
En vísperas de las elecciones andaluzas parece que ha quedado solucionado, aunque no sé es si la coyuntura es buena o mala.