(Firma: Paco Velasco) El líder andaluz de Vox, señor Serrano, ha dejado claro al señor Moreno, nuevo presidente de la Junta, que su apoyo no va a ser un cheque en blanco. Muy de acuerdo. Sin embargo, una recomendación al dueño del cheque y al destinatario del mismo. Mi consejo de viejo pasa por la calidad de la causa. La advertencia debe pender, sin duda, pero no ser espada de Damocles eternamente suspendida sobre su cuello.
Las hordas perdedoras son nada democráticas. Decenios de imperio psoecialista van a pasar factura al nuevo gobierno andaluz. Desde el mismo momento que los consejeros juren o prometan su cargo, la regeneración ha de comenzar. Enchufados fuera; cuentas, descubiertas; contratos, revisados; organismos, inspeccionados; estado general administrativo, auditado. Una vez hecha la primera de las tareas, que no es sino responsabilizar al saliente de lo que nunca hizo el entrante, la segunda es tomar medidas drásticas. Caiga quien caiga y procedimiento previo.
Si los nuevos dirigentes de la Junta se apuntan al buenismo falso y se compinchan para ir perdonando las golferías de los relevados, nunca, y me reitero en el adverbio, podrán edificar nada porque los cimientos están tan embarrados que construcción sólida alguna podrá ser elevada. Ahí, sí. Ahí Vox debe advertir a Moreno Bonilla y a Juan Marín que la nueva Junta va en serio o no va. Nada de perder el tiempo. Es preferible terminar con esta Junta, pese a que la reocupen los de Susana, antes que comulgar con las ruedas de molino del fraude a los ciudadanos andaluces.
Legalidad a ritmo de eficacia. Seriedad al compás de la alegría de trabajar. La Junta no debe ser el garito de palmeros ni de pijos progres ni de vividores. Al menor atisbo, fuera el cheque. Andalucía está demasiado mal para escuchar trinos.