En la investigación que se está desarrollando sobre la Galaroza de los años 30 no se ha dejado atrás la cultura, un área muy estimulada y cuidada en la época, especialmente a partir de la instauración de la II República. En Galaroza se creó en marzo de 1935 la Biblioteca Municipal, “modesta desde luego pero que acogida con entusiasmo por todo el vecindario existe el propósito de ampliación en cuanto lo consientan los medios económicos del Municipio”, según consta en la Memoria de gestión que redacta en 1938 el secretario municipal, Francisco Criado.
Se puede fijar la atención en una iniciativa cultural consistente en la publicación de un periódico denominado “El Manicomio”, el primero de los que se tienen noticia en la localidad, obra de jóvenes cachoneros inquietos y preocupados por su pueblo. Aquel folletín se publicó en 1930, concretamente el día 19 de enero.
La redacción y administración estaban situadas en la calle Sola, número 9, aunque ni este dato, ni su pretendido teléfono (el 11.1119), ni tampoco su apartado de correos número 5.555 nos aportan pruebas fehacientes de su ubicación o dirección físicas. Pareciera que no quisieran ser localizados, o quizá formase parte de una puesta en escena que hiciera juego con su denominación.
Los autores aluden a lo que consideran un nuevo semanario y se llaman a sí mismos “locos”, aunque hay que decir rotundamente que tal autoafirmación no es cierta, si atendemos a la nómina de redactores de este primer número. Entre ellos se encuentran las firmas de J. Beneyto, Antonio Arellano, José González, S. González, J. Santos, A. Gómez, A. Vázquez, O. Navarro, Fernando Librero, P. González, E. Muñiz, R. López, R. Librero y los seudónimos “Tiroteo” y “Castellano-Cachonero”. Incluso se especula por parte del escritor Manuel Moya que pudiera haber participado también el gran poeta cachonero Jesús Arcensio Gómez.
También se incluyó publicidad, a una modesta escala pero con mucho arte. Por ejemplo, se anunciaba la peluquería de señoras de la calle Carmen, 11, la Imprenta Arias Montano de Aracena o el Gran Hotel Venecia de Luís Navarro. Especial énfasis ponía la fábrica de muebles de Daniel Blanco, sita en la calle Ramón y Cajal y Carmen número 9, que animaba “¡A casarse! La Copia os facilita los muebles, economía y confort”.
Entre las temáticas tratadas, encontramos el amor hacia la belleza de Galaroza, peticiones de que la “Unión Recreativa”, el casino de entonces, tenga local propio y biblioteca, la higiene local tan escasa en aquellas épocas, inquietudes agrícolas, judiciales o educativas, crónicas taurinas y escritos literarios. También encontramos ecos de sociedad, en los que se anuncian los carnavales en el Círculo “Unión Recreativa” o Casino de los Socios. Allí se describe con detalle la ornamentación a base de farolillos de pepinos huecos con bujías de cera, comparándola con la iluminación que debería tener Barcelona en esos momentos después de su Exposición Universal.
La inauguración de la redacción de este periódico tuvo lugar el 6 de enero, y a ella asistieron el director del periódico, Antonio Vázquez Ponce, el alcalde, Pablo Muñiz Blanco, el primer teniente Manuel Arellano, el juez municipal José González Muñiz y el Licenciado en Farmacia José González Tallafer. Lo más significativo del acto corrió a cargo del Sr. Arellano, quien dijo literalmente que “ya que el Ayuntamiento no podía prestar ayuda intelectual, contásemos con su apoyo material”.
La aparición de esta gaceta es incluso recogida por el diario ABC en su edición de Andalucía. Concretamente el día 22 de enero de 1930, en la página 33, el corresponsal de Galaroza escribe que “el domingo pasado ha salido el primer número de “El Manicomio”, periódico que varios jóvenes de esta localidad han fundado. Su texto no corresponde al título, pues en la mayoría de los artículos se ven expresados muy cuerdos pensamientos, con bastante corrección. Nuestra felicitación a los redactores y la bienvenida al periodiquito”.
Toda una iniciativa cultural que tuvo continuación, aunque tan sólo se conserva copia del ejemplar del primer número, y que fue protagonizada por soñadores que vieron la necesidad de contar cosas y de colaborar a engrandecer la sociedad cachonera.
Además, la investigación realizada por la Asociación Cultural Lieva para el Ayuntamiento de Galaroza resalta una paradoja que no se da en muchas poblaciones pequeñas. Galaroza tuvo el honor de contar con dos enormes escritores en esta etapa histórica. Los dos militaron en bandos ideológicos diversos y los dos están considerados como grandes poetas onubenses.
Jesús Arcensio Gómez nació en Galaroza en 1911 y murió en Sevilla en 1992. Su vida persona y su obra poética pasaron por numerosos altibajos y vicisitudes, pero hoy en día la literatura onubense le reconoce unánimemente como uno de sus mejores baluartes. La Asociación Literaria Huebra publicó en 2002 una antología arcensiana titulara ‘Sueño y costumbre’, bajo la dirección de Manuel Moya y con una magnífica portada dibujada por José María Franco. La figura de Arcensio ha sido tratada en diversas ocasiones en los Encuentros de Escritores de la Sierra que se celebran anualmente en Galaroza.
Si Arcensio militó ideológicamente en el bando vencedor, es otro cachonero, Luís Fernando Pérez Infante, el que desde la orilla republicana aportó poemas desgarradores sobre la guerra y la muerte. Nacido en Galaroza el 8 de julio de 1912, Pérez Infante se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla, ciudad en la que fue discípulo del gran poeta Jorge Guillén, y donde comenzó su aventura literaria.
Comprometido con sus ideales, Pérez Infante se fue escorando al comunismo, dejándolo todo para alistarse en la lucha. Participó en numerosos mítines en el frente y en la retaguardia, junto a personalidades de la talla de Alberti, María Teresa León, León Felipe y Vicente Aleixandre. Tuvo que exiliarse, primero a zona republicana, Valencia, donde refundó el teatro de títeres ‘La Tarumba’, heredero del que crease en su día García Lorca. Publica el célebre poema ‘La muerte de Durruti’, en la revista ‘El Mono Azul’ y fue traducido a las más importantes lenguas. Más tarde emigra a Toulouse, de donde puede salir gracias a que escribía en la conocida revista ‘Hora de España’, y posteriormente a Sudamérica, concretamente a Santiago de Chile. A finales de 1946, el Partido Comunista de España le reclama para que se instale en Montevideo (Uruguay), para dirigir el diario ‘España Democrática’. Falleció en dicha ciudad, tras haberse dedicado los últimos años a vender libros y sin haber podido ver la democracia restituida en España.
Esta divulgación de datos corresponde al proyecto ‘Rescate de la Memorica cachonera, el rescate del olvido’, impulsado por el Ayuntamiento de Galaroza y apoyado por la Consejería de Presidencia. Para la Asociación Cultural Lieva constituye una de las actuaciones principales de su 20º aniversario, que se desarrollará durante 2019, y para el que cuenta con la colaboración de instituciones como la Fundación Unicaja.