Numerosos cartayeros se echaron a la calle el Domingo de Resurrección para acompañar en su salida procesional a la Virgen del Carmen, que puso el broche de oro a la Semana Santa de la localidad, en un año en el que el balance de la Semana Mayor ha sido positivo para la Unión de Cofradías de la localidad y para el Ayuntamiento de Cartaya.
Desde el Consistorio se ha destacado el hecho de que “todas las hermandades han podido realizar su estación de penitencia, y han brillado con luz propia, congregando a numerosos cartayeros, gracias, sobre todo, al esfuerzo que realizan durante todo el año”, señaló el alcalde, Juan Miguel Polo.
En este sentido, destacó el primer edil la última en procesionar, la de Nuestra Señora la Virgen del Carmen, que, como es tradición, puso brillo al Domingo de Resurrección, recorriendo la Plaza Redonda y las calles Nueva y Alcalde Guillermo Pérez, para desembocar nuevamente en la Plaza Redonda, debidamente engalanada para la ocasión, por una alfombra de romero. Y en este punto lució de forma especial uno de los actos más característicos y emotivos de esta salida procesional, la puja de la Vara de la Virgen, con la que se hizo este año la familia Frontela Picón, por 5.000 euros.
Posteriormente y, puntual a su cita, la Virgen entró por las puertas de la Iglesia de San Pedro a las once de la mañana, al ritmo de la Salve Marinera y acompañada de una comitiva que integraban los representantes del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cartaya, con el alcalde, Juan Miguel Polo, a la cabeza, los responsables de la Hermandad y los nuevos hermanos mayores.
Una hora más tarde, la Hermandad de Consolación recuperaba un año más la antigua tradición de los Aleluyas y los/as niños/as partieron desde la parroquia del Apóstol San Pedro, haciendo sonar sus almireces, campanas, tambores, panderetas y demás instrumentos sonoros en una comitiva que recorrió las Plaza Redonda, y las calles De La Plaza y Santa María de Consolación, hasta llegar a la ermita del mismo nombre para, ante la Virgen de Consolación, anunciar con su música la Resurrección del Señor.