El pasado 24 de abril se produjo una inundación en el almacén el edificio de la Unidad de Rehabilitación de Adultos (URA) -conocido como Salud Mental- que provocó que esta estancia quedara prácticamente inutilizable. Entonces, se evacuó el habitáculo con bombas de agua pero el desalojo, la evaluación de riesgos y la eliminación de materiales de desecho no se han realizado después de más de dos semanas. Así lo ha denunciado el sindicato CSIF que se ha personado en varias ocasiones en esta unidad, situada en la Plaza Niña, para comprobar su estado y, a día de hoy, “la Administración no ha actuado abandonando esta zona y convirtiéndola en un vertedero”, según ha declarado el delegado de Prevención de Riesgos Laborales del sindicato, Eleuterio Velázquez.
En este almacén, muy próximo a otras estancias, se guardaba material para realizar talleres y actividades destinadas a enfermos de Psiquiatría por lo que hay papel, cartón, madera y corcho “destrozados y que llevan más de medio mes pudriéndose”, lamenta Velázquez. Asegura que el olor es “insoportable” y que el abandono de la zona “conlleva un riesgo de infecciones y la posible llegada de insectos y animales. La humedad y el moho de la estancia la hacen impracticable”. El portavoz de CSIF asegura que con la llegada del calor la situación se está agravando ya que el almacén (que antes albergaba los calabozos de los antiguos juzgados) no cuenta con ningún tipo de ventilación.
Trabajadores y pacientes tienen que convivir a diario con esta situación “porque la Administración, siendo conocedora del caso, ha eludido su responsabilidad y ha negado que exista el problema a pesar de los requerimientos de la plantilla y del propio sindicato”, explica Velázquez quien ha podido trasladar personalmente a la directora de la unidad el riesgo que existe “y se ha limitado a restarle importancia”. El olor emana desde el almacén -muy próximo al resto de dependencias- hasta la primera planta y el mayor temor es que “se convierta en un foco de infección y se extienda al resto del edificio”.
CSIF asegura no entender cómo “un edificio que alberga la URA, dependiente del Servicio Andaluz de Salud, donde se trabaja con pacientes de especial tratamiento no cuente como prioridad para la Administración. La dejadez y la irresponsabilidad del SAS, que no ha actuado ni evaluado los riesgos, va a provocar un grave problema de salud, higiene y salubridad con consecuencias para los pacientes y los trabajadores del edificio”. Por todo ello, la central sindical vuelve a requerir a la Administración que actúe de forma inmediata en estas dependencias “y deje de inventar excusas y trabas para comenzar a acondicionar y rehabilitar esas instalaciones de Salud Mental”.