El Mundial de Rugby que se está disputando en Japón ya se encuentra en su recta final. El 2 de noviembre se celebrará en el Estadio Internacional de Yokohama la final, un coliseo con capacidad para 72.000 espectadores. Pero antes de saber quién será el campeón de esta edición de 2019 habrán de jugarse las semifinales que aclararán el panorama.
Nueva Zelanda–Inglaterra
Nueva Zelanda llegaba al país nipón como clara favorita para proclamarse campeona y, por ahora está haciendo buenos todos los pronósticos. Los oceánicos son la opción más segura para apostar al Mundial de Rugby 2019. Los all blacks se están mostrando como una apisonadora y no están dando opciones a sus rivales. La última víctima de los neozelandeses ha sido Irlanda, que no pudo hacer nada ante el poderío del equipo entrenado por Steve Hansen.
Inglaterra será quien intente frenar a la perfecta máquina liderada en el terreno de juego por Beauden Barret. Los ingleses destaparon el tarro de las esencias en cuartos de final y ganaron con facilidad (40-16) a un muy buen equipo como es Australia. Llegan a la cita de semifinales sin nada que perder, pero sin complejos, puesto que todo el mundo: prensa, profesionales, aficionados… creen que no tendrán nada que hacer frente a los vigentes campeones. Los ingleses no pierden la esperanza y sueñan con acabar con el dominio neozelandés y reeditar la victoria mundial lograda en 2003. Para ello cuentan con jugadores de un nivel colosal, como Owen Farrell, con otros de un gran presente y mejor futuro, como los casos de Maro Itoje o Tom Curry. A ellos hay que sumar jugadores como los hermanos Vunipola, Jonny May o Kyle Sinckler.
Gales–Sudáfrica
La otra semifinal medirá a Gales con la que es considerada como la principal alternativa a arrebatarle el título a Nueva Zelanda: Sudáfrica.
Gales tuvo un cruce de cuartos muy complicado contra Francia y a punto estuvo de quedar apeada. Los galeses se vieron beneficiados por la expulsión en el minuto 49 de Sebastien Vahaamahina, que soltó un codazo a Wainwright. Además, Moriarty aprovechó un error francés en una melé para anotar un ensayo en el minuto 74.
El seleccionado galés quiere hacer historia y mejorar el tercer puesto logrado en 1987 y el cuarto de 2011. El cierre Alun Wyn Jones sigue siendo el referente del equipo dirigido por Warren Gatland.
Por su parte, Sudáfrica dominó de principio a fin al anfitrión, Japón, que, tras haberse metido en cuartos de final, había soñado con seguir avanzando en el torneo, pero el buen hacer de los springboks bloqueó y contrarrestó a la perfección el juego vertiginoso y dinámico de los nipones. Las estrellas del seleccionado oriental, Fukuoka y Matsushima, no pudieron desplegar el juego que les había permitido superar la fase de grupos.
El combinado africano tiene una batería de grandes jugadores que están preparados para alcanzar las más altas cotas. Jugadores como Mapimpi, Etzebeth, De Klerk, Pollard… Sudáfrica, en caso de llegar a la final y medirse en ella a Nueva Zelanda, cuenta con un arma psicológica a su favor y es que es la habitual bestia negra de los all blacks, algo que puede pesar en la mente de los neozelandeses.