En algunas ciudades españolas se pueden encontrar ya tiendas o dispensarios de cannabis sin THC (tetrahidrocannabinol). Lo que venden es CBD (cannabidiol), que se extrae del cáñamo de las plantas de marihuana y se ha demostrado como el cannabinoide más fundamental que se encuentra en la planta de cannabis. En internet se pueden encontrar distintas empresas que venden CBD, siendo Formula Swiss una de las más conocidas y que más confianza generan entre los consumidores.
El consumo de CBD y la proliferación de empresas que lo comercializan en Europa ha sido espectacular en los últimos años, de manera que en 2018 se produjo un incremento del consumo del 30%, con un mercado de 287 millones de euros. Para este 2019, se espera que el mercado alcance los 376 millones, una cifra que está lejos aún de la previsión que se hace para 2023, año en el que se espera un mercado que alcance los 1.500 millones de euros, con un crecimiento del 400%.
La diferencia entre el THC y el CBD es muy importante, ya que mientras el primer componente tiene un efecto psicoactivo en el cerebro, el segundo no lo tiene. Es por ello que la Organización de las Naciones Unidas sobre estupefacientes incluye desde 1971 al THC como sustancia psicotrópica pero no al CBD. Por su parte, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios establece que las plantas de cannabis con concentraciones por debajo del 0,2% de THC no se consideran estupefacientes.
¿Cómo actúa el CBD en nuestro cuerpo? Básicamente, ayuda a mantener diferentes procesos psicológicos al interactuar con los receptores del sistema nervioso y del sistema inmunitario. Distintos estudios hablan de los efectos beneficiosos que puede tener el consumo de CBD, aunque los más demostrados son tres: antiinflamatorios, anticonvulsionantes y ansiolíticos.
Sin embargo, hay estudios que relacionan el consumo de CBD con alivio y mejora de enfermedades como el ADHD, las adicciones, las alergias, la enfermedad de Alzheimer, la ansiedad, la artritis, el asma, el autismo, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad de Crohn, la demencia, la depresión, la diabetes, la obesidad. enfermedad hepática, menopausia, cambios de humor, esclerosis múltiple, náuseas, dolor e inflamación, enfermedad de Parkinson, depresión y ansiedad en animales, síndrome premenstrual, psoriasis, convulsiones, problemas sexuales, afecciones de la piel, insomnio, abstinencia de fumar, traumas deportivos, estrés, recuperación de un accidente cerebrovascular, quemaduras solares.
Una pregunta que se hacen los potenciales consumidores es sobre si el consumo de CBD tiene efectos secundarios. En principio, el cáñamo se considera seguro, por lo que no debería haber efectos secundarios relevantes, pero se pueden descartar al cien por cien, ya que todo dependerá de cómo su cuerpo tolere y se adapte a estos suplementos dietéticos. Es por ello, que las empresas vendedoras serias recomiendan consultar con su medido antes de usar cualquier suplemento dietético, incluyendo el CBD.
Aunque el CBD se puede consumir de distintas maneras, la más recomendada es en aceite, bien sea crudo, descarboxilado o filtrado. Hay casos de usuarios de aceite de CBD que no han podido sentir los beneficios del aceite, y esto ha sido porque han elegido productores que emplean técnicas para la extracción de baja calidad, lo que reduce su eficacia. Es por eso que se recomienda siempre elegir una empresa de renombre y de manera muy especial las suizas
En lo que a España se refiere, hasta febrero de 2018, algunas empresas comercializaban productos con CBD como complemento alimenticio. En marzo de 2018, las normas cambiaron y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición dio la orden de que se suspendiera la comercialización de cualquier producto con CBD destinado al consumo humano ya que la sustancia no fue añadida a la lista de suplementos alimenticios autorizados.
Actualmente el CBD, si es producido en España, solo se puede utilizar como producto cosmético o industrial, pero no se puede comercializar para consumo humano. Sin embargo, en el caso de que el producto esté elaborado y haya sido puesto legalmente en el mercado de un país de la Unión Europea, las autoridades españolas no pueden oponerse a la comercialización de un suplemento alimenticio elaborado con CBD en la UE.