La Comunidad de Regantes Palos de la Frontera ha hecho entrega este martes de un palé lleno de alimentos de primera necesidad destinado a cubrir el aumento de la demanda del Banco de Alimentos debido a la crisis generada por el Covid-19. La entidad de riego ha querido así responder a la llamada urgente de esta ONG que ha visto como en las últimas semanas ha tenido que redoblar esfuerzos para mejorar la situación de las familias necesitadas cuya demanda de productos básicos ha aumentado exponencialmente.
La Comunidad de Regantes Palos de la Frontera ha enviado así a los almacenes del Banco de Alimentos un total de 876 kilos de alimentos que incluyen 100 litros de leche, 150 potitos, 75 litros de aceite de oliva, 75 kilos de garbanzos, 75 de lentejas, otros tantos de arroz, además de otros productos como albóndigas, atún, pasta, filetes de caballa, etc.
Se trata de la tercera donación que realiza la Comunidad de Regantes Palos de la Frontera desde que se decretase por primera vez el estado de alarma en la nación. La primera, se hizo con material de protección como monos, gafas y cubresuelas que fueron entregados al Distrito Sanitario Condado-Campiña y, posteriormente, se hizo una segunda donación de 3.000 viseras de protección para sanitarios que se entregaron a los hospitales Juan Ramón Jiménez e Infanta Elena. Esta donación efectuada especialmente para los sanitarios se hizo efectiva junto a la participación de las empresas Miguelines S.L. y Agroasesoramiento Mora S.L y ha permitido a los sanitarios de los hospitales onubenses estar más protegidos frente a las amenazas del coronavirus.
Desde la Comunidad de Regantes Palos de la Frontera también han querido destacar que desde el primer momento han tomado medidas dentro de la entidad para frenar la propagación del coronavirus, con equipos de protección para los empleados y permitiendo el teletrabajo en muchos casos para guardar en todo momento la distancia de seguridad. Los trámites del día a día se han realizado a través de teléfono e internet, aunque las oficinas han permanecido abiertas con un mínimo de personal para tramitar urgencias y otras actividades presenciales imprescindibles para la continuidad del riego, ya que el campo continúa siendo, y ahora más que nunca, un sector fundamental para la estabilidad del país.