El lenguaje de las mareas es el título del nuevo libro que acaba de publicar la editorial Almuzara. Una obra que supone el regreso de Salvador Gutiérrez Solís a la novela, otra vez de la mano Carmen Puerto, la inspectora de policía más singular y carismática que ha deparado el género negro español en los últimos años.
La historia comienza la noche del 30 de agosto de 2018, cuando dos chicas de 17 y 18 años, Sandra Peinado y Ana Casaño, desaparecen sin dejar rastro en Punta del Moral, Ayamonte, junto a la frontera con Portugal.
Sandra es hija de un personaje de máxima actualidad, implicado en un caso de corrupción política. Y Ana es una joven de fuerte temperamento que mantiene una relación muy complicada con sus padres, además de una frenética actividad en las redes sociales.
A partir de ahí, Gutiérrez Solís plantea una novela que “como las muñecas rusas, cuenta con distintos niveles, historias e incluso géneros”. Por un lado, el autor nos muestra la avalancha de información con la que convivimos, “siéndonos muy difícil distinguir lo ‘fake’ de lo verdadero, en la mayoría de las ocasiones”, advierte. Igualmente, en El lenguaje de las mareas, el autor cordobés aborda el tema de las denominadas redes sociales y como “su uso desmedido puede depararnos consecuencias que no somos capaces de predecir”.
Para Salvador Gutiérrez, El lenguaje de las mareas es su novela que más refleja la realidad, considerándola como una “especie de ‘True Crime’ literario”. No duda en afirmar el autor cordobés que “sucesos que nos han sobrecogido a todos, como el de Diana Quer, Laura Luelmo o La Manada pululan en el interior de la novela”. Según Gutiérrez Solís, todos los casos citados “coinciden en el mismo punto: en los sucesos criminales más trágicos, las mujeres, y especialmente las más jóvenes, también se encuentran en desigualdad”.
Para Gutiérrez Solís, “la literatura también se ha caracterizado por su trato desigual a las mujeres, y muy especialmente en la novela negra, que tradicionalmente se ha caracterizado por su machismo. Salvo honrosas excepciones, las mujeres han sido víctimas o meros elementos decorativos”.
Como en su anterior novela de Gutiérrez Solís, Los amantes anónimos, la protagonista de El lenguaje de las mareas es Carmen Puerto, una inspectora de policía de muy mal genio, que vive confinada en un pequeño piso en Nervión, Sevilla, sobre la peluquería de Jesús, el hombre que hace las veces de enlace con el mundo exterior. Para el autor, la policía es “una representación a escala de la sociedad actual: podemos estar completamente solos a pesar de estar interconectados, ya que vivimos rodeados de amigos virtuales, información sin filtrar y falsas apariencias”.
“En El lenguaje de las mareas la importancia del enclave es mucho más que una fácil frase publicitaria: los caños y esteros, las marismas que unen Punta del Moral con Isla Cristina, cuentan con un protagonismo muy relevante en la novela. “Como una belleza salvaje y turbadora, como un verdadero laberinto, como un reducto natural que no ha sido sometido por el hombre”, señala el autor.
Aunque la trama central es la desaparición de los dos chicas, hay otras no menos destacadas, “reinterpreto la historia de María La Portuguesa, que popularizó Carlos Cano”, confiesa Salvador Gutiérrez Solís. Igualmente, “me ocupo de otra historia, marcada por la épica, como es el éxodo protagonizado por marineros del levante andaluz, de las actuales Carboneras o Cabo de Gata, a finales del Siglo XIX, que ante la ausencia de pesca, sardinas y atún fundamentalmente, siguieron la costa hasta encontrar un caladero en Punta del Moral, en Ayamonte”, explica el autor. “Un proceso migratorio siguiendo la costa andaluza, muy similar a los actuales, ya que también estuvo motivado por la hambruna, y que ha deparado una población que, varias generaciones después, sigue manteniendo los vocablos, gastronomía y tradiciones de sus localidades de origen”, añade Gutiérrez Solís.