La actividad agrícola en la Sierra toma una nueva dimensión en la época veraniega. Las huertas están a plena producción y sus afamados productos inundan las mesas familiares y de los establecimientos de restauración.
Este trabajo resulta duro y esforzado, y está basado en los conocimientos ancestrales de los serranos, a los que se están sumando cada vez más un grupo de jóvenes deseosos de volver la vista al campo y vivir en contacto con la Naturaleza. Uno de estos colectivos es ‘Tierras del Múrtiga’, que cultiva una finca en la pedanía de Las Chinas, en término municipal de La Nava.
Allí se han dado cita numerosos productores agrícolas que comparten los mismos objetivos, bajo la convocatoria de la Asociación por el Desarrollo Rural Sostenible ‘Pies en la tierra’, en un mercado de productos locales y artesanales.
En los puestos ha habido presencia de diversos sectores, como productos hortofrutícolas, elaboración de pan y repostería tradicional, quesos de la tierra, jabones y cosmética natural o diversas formas de artesanía. Los asistentes pudieron intercambiar ideas sobre la forma de implementar los frutos de la huerta serrana, y se debatió sobre proyectos como el de elaboración de aceites ecológicos.
Entre los presentes se encontraba Jesús Verdejo, concejal del Ayuntamiento de La Nava, que apoya estas iniciativas. De hecho, tienen la intención de “organizar nuevos mercados de este tipo en la propia localidad navina, en el caso urbano, durante el mes de agosto”. Se está barajando la fecha del 29 de agosto, como actividad alternativa a las afamadas Fiestas del Melocotón “que se han visto afectadas por la COVID-19, con la intención de que se visibilice el respaldo municipal de La Nava a estos mercados tan vinculados a la tierra y al regadío tradicional e histórico en el Valle del Múrtiga”, según Verdejo. En estas iniciativas, el Ayuntamiento cuenta con la colaboración de entidades como la Unión de Autónomos UATAE-ANDALUCÍA, que está estudiando fórmulas de apoyo a los trabajadores autónomos de La Nava.
El ambiente fue distendido y muy agradable, repleto de compañerismo y solidaridad, con tendidos que protegían del fuerte calor reinante, pero que pudo combatirse con cervezas artesanas o infusiones y refrescos elaborados por los propios convocantes.