La Asociación Provincial de Hoteles dibuja un «escenario desastroso» para el conjunto del sector hotelero de Huelva, tras conocerse los datos del mes de julio y las últimas cancelaciones, que lo ponen en máxima alerta de cara al mes de agosto.
Aunque la ocupación en julio ha sido del 44,32%, nueve puntos por encima de la estimación inicial, este resultado supone una bajada del 28% respecto al pasado año. Además, y más importante, la bajada de precios (por encima del 20%) ha hecho que la facturación final sea un 57% inferior a julio de 2019. En el acumulado del año se alcanza la cifra del -71,4%.
Respecto de las previsiones que se barajan en estos momentos atendiendo a las reservas realizadas, aunque no definitivas, para el mes de agosto, la situación se torna absolutamente insostenible si definitivamente se confirman estos datos en el transcurso del mes que históricamente siempre es el mejor. Así, de una previsión a mediados del mes de julio para este mes de agosto del 39,72%, los últimos datos arrojan la cifra de un 29,18%, lo que supone una caída de -10, 54 puntos porcentuales. En comparación con los datos del año pasado de mantenerse esta tendencia nos encontraríamos con una caída en el grado de ocupación de un -52,52%, si bien aún es demasiado pronto y el mercado es tan de última hora que sería aventurado dar por cerradas estas previsiones, aunque bien es cierto que la tendencia no es nada positiva.
Desde este sector, se quiere hacer nuevamente un llamamiento a las administraciones en general y a las locales en particular, sobre la necesidad de que aborden esta cuestión como un problema de gran calado y de estado, y advierte, que de no poner encima de la mesa soluciones y ayudas directas a un sector que nunca las ha demandado, se puede llevar al desastre a una parte muy importante de nuestra economía que en términos de valor inducido en el conjunto del PIB provincial alcanza casi un cuarto del total, ya que hasta la fecha nada han puesto de su parte.
Por último, se pone de manifiesto que atendiendo a los datos ya contrastados de los meses de junio y julio, sumados los acumulados desde primeros de año y las perspectivas de cara al mes de agosto, se hace del todo necesario arbitrar una solución a los ERTE respecto de su prorroga hasta finales de año, así como una modulación o eliminación del compromiso de empleabilidad al que se obliga a las empresas y que en la actualidad se determina en 6 meses desde el comienzo de la actividad, y que a todas luces va a ser imposible de cumplir teniendo en cuenta el escenario en el que nos encontramos.