Como consecuencia de la crisis sanitaria que estamos viviendo, en algunas comunidades españolas se ha visto cómo algunas personas han buscado otras formas de conseguir dinero. Una de las que más ha sorprendido es la de dedicarse a robar los frutos de unos árboles que se cultivan sobre todo en fincas, pero también en jardines: los del algarrobo. Un kilo de sus codiciados frutos tiene un precio, ni más ni menos, alrededor de 7 euros, un precio similar al que tiene el cobre.
De hecho, en la localidad de Sant Llorenç des Cardassar en el levante mallorquín, la Guardia Civil detuvo a un hombre cuando robaba algarrobas de una finca. En total, se supo que había sustraído unos 300 kilos de lo que ya se empieza a conocer por el nombre de oro negro. ¿Su plan? Venderla a aquellos establecimientos interesados.
Los múltiples usos de la algarroba
La algarroba es una legumbre producida por la especie Ceratonia siliqua. Natural de la región mediterránea, primero las poblaciones nativas y posteriormente el mundo entero, ha conseguido darle múltiples usos. En el pasado, y todavía hoy, se sigue ofreciendo a los animales para alimentarlos, en particular a los cerdos. Pero los humanos también podemos aprovecharnos de ella, tengamos o no intolerancia al gluten.
Y es que su riqueza nutricional es tal, que nos puede ayudar a aliviar o evitar incluso el estreñimiento, o a gozar de un esqueleto más fuerte y sano. Además, es excelente para prevenir enfermedades del corazón, pues contiene antioxidantes y ácidos grasos que lo mantienen saludable. Por último y no menos importante: su sabor es exquisito. Disfrutar de una tostada con paté de algarroba, por ejemplo, es un placer difícilmente comparable al de otros.
Todo esto se sabe muy bien en las provincias mediterráneas, donde no siempre los árboles están lo suficientemente protegidos de los ladrones.
¿Es una ventaja tener un algarrobo en el jardín?
Teniendo en cuenta lo que está sucediendo, puede que pienses que antes que plantar un algarrobo sea mejor optar por otra especie cuyos frutos no tengan tanta demanda. Y razón no te va a faltar. Pero esta es una planta de crecimiento lento, a la que le lleva varios años fructificar por primera vez: por lo general, habrá que esperar unos 7 a 9 años, si las condiciones son adecuadas. Además, los plantones que se venden en los viveros son muy jóvenes, y antes que gastar energía en producir algarrobas, lo harán primero en enraizar.
Cultivar un algarrobo en el jardín es una experiencia magnífica. Entre sus numerosas ventajas, destaca su altura. El árbol llegará a medir de entre 5 y 10 metros, y su copa tendrá tantas hojas que proporcionará una muy agradable sombra durante todo el año, puesto que se mantiene siempre verde. Tolera bastante bien la poda, de modo que es sencillo mantenerlo con el tamaño que se desea.
No tiene flores con un valor ornamental muy alto, pero estas contienen néctar, el cual atrae a varios insectos polinizadores, como las abejas, las cuales pueden convertirse en tus aliadas si tienes un huerto y quieres lograr un mayor rendimiento. Asimismo, el árbol tiene gran capacidad de resistir la sequía, pudiendo vivir solo con 350mm de precipitación anuales si está plantado en el suelo. Esto es interesante, puesto que significa que no habrá que regarlo prácticamente nunca una vez que se haya aclimatado.
Si tienes hijos, podrás darles la oportunidad de subirse al árbol cuando crezca. Su tronco es fuerte, de madera dura. A diferencia de otros, el algarrobo es una planta en la que sí es posible tumbarse sobre ella y disfrutar de su sombra, o construir una casita sobre las ramas.
Con todo, sin duda la algarroba es el nuevo oro, pero el árbol que la produce no se queda atrás.