(Firma: Emilio Marín) No hay una palabra más hermosa que “libertad”, define la esencia del ser humano, de sociedad culta y civilizada, y en definitiva, de democracia.
Estos días asistimos a una manipulación vergonzosa de “la libertad de expresión”, que como la de reunión y manifestación son derechos recogidos en nuestra Carta Magna. Se utiliza una y otra vez para objetivos ajenos, espúreos que dan lugar a hechos violentos que vemos desde nuestra casa a través de televisión. Grupos radicales y sobre todo anti sistema, han agredido a las fuerza orden público, destrozado mobiliario urbano, de comercios con saqueo de artículos e incendios, incluso a vehículos de la Policía, ataque a la sede de “El Periódico”…Nada de esto tiene que ver con las manifestaciones convocadas, ni con sus objetivos primeros. Una ciudad no es el marco de batallas para grupos que no aportan más que violencia. Una ciudad es el marco para la convivencia de los ciudadanos.
Cierto que Cataluña tiene un gobierno en funciones y un parlamento sin constituir. Pero también es cierto, que los actuales responsables, que lo estuvieron ayer, tienen los medios para evitar que destrocen una ciudad. Están en funciones, pero siguen cobrando. Porque de seguir por esta senda destructiva, Barcelona puede despedirse del turismo, y de los congresos. En mayo está previsto que vuelva el de telefonía móvil…No puede seguir por más tiempo una autonomía desgobernada.
La libertad es una criatura que debemos cuidar y mimar porque es la gaviota que viaja y sueña. Así se expresa el poeta Joan Margarit, recientemente fallecido y último Premio Cervantes:
La libertad es la razón de nuestra vida,
Dijimos, estudiantes soñadores.
La razón de los viajes, matizamos ahora,
su última y escéptica esperanza.
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La libertad es una librería.
Ir indocumentado.
Las canciones prohibidas.
Una forma de amor, la libertad.
Hoy desde la Ría de Huelva y del Puente de la antigua compañía de Rio tinto, iluminada de verde y blanco, música y poesía, llegan hasta mi banco. Lo tengo en la memoria de los días y en los momentos históricos, que se alumbraba la democracia. El grupo onubense “Jarcha” llenaba los espacios de vida con su “Libertad sin ira “, era un himno que abría una etapa de esperanza y la de un periódico que llegaba los lectores “Diario 16”.
Libertad, libertad
Sin ira, libertad
Guárdate tu miedo y tu ira.
Porque hay libertad
Sin ira, libertad
Y si no la hay, sin duda la habrá.