El Hospital Infanta Elena ha conseguido disminuir, en solo un año, sus emisiones de CO2 a la atmósfera en casi 2.000 toneladas menos, gracias a la puesta en marcha de una serie de medidas de carácter medioambiental, que le han permitido reducir en más de un 36% sus emisiones de dióxido de carbono y, de esta manera, reducir la huella de carbono provocada por la realización de su actividad a la hora de prestar asistencia sanitaria a los municipios de las comarcas de la Costa y el Condado adscritos a su centro. Así, en apenas un ejercicio, se ha podido pasar de una emisión de 3.070 toneladas de CO2 en el año 2019 a solo 1.130 en el 2020.
Esta disminución en la emisión de CO2, uno de los gases causantes del efecto invernadero, pone de relieve el interés del Hospital por seguir avanzando en la puesta en marcha de medidas respetuosas con el cuidado del medio ambiente, capaces de minimizar el impacto que pueda ocasionar la actividad asistencial sobre su entorno y que han permitido que el centro vuelva a formar parte de la Red de Centros Ecoauditados de Andalucía, además de contar desde hace años con la acreditación de calidad de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) en este ámbito.
Unas medidas encaminadas, fundamentalmente, a la potenciación del uso de energías renovables, impulsada por parte del Sistema Andaluz de Salud, que han conseguido mantener a 0 la huella de carbono provocada por el consumo de electricidad, a la que se han sumado el uso más eficiente de los recursos en la prestación sanitaria o la recogida selectiva de los residuos generados. Todos ellos aspectos muy importantes en el cuidado del entorno y del medio ambiente.
La huella de carbono es un indicador ambiental que pretende reflejar la totalidad de los gases de efecto invernadero emitidos de forma directa o indirecta por una persona o entidad en el ejercicio de su actividad. Ese impacto ambiental es medido atendiendo a una normativa internacional reconocida que permite certificar su autenticidad. Este elemento se mide en masa de CO2 equivalente y es precisamente el conocimiento de la huella que la actividad propia del centro origina en su entorno, el primer impulso para poder diseñar e implementar las estrategias necesarias para reducir o compensar el daño efectuado.
Con este objetivo se ha conseguido también reducir el consumo de gas natural en el centro hospitalario, utilizado como combustible para la producción de calefacción y agua caliente sanitaria, que en apenas dos años ha bajado en más de un 13% gracias, en gran medida, a la mejor gestión de su uso, más adaptada en cada momento del día y del año a las necesidades reales del centro. Pero es fruto también de las inversiones realizadas por la Administración para la renovación de los ventanales y cierres del Hospital, que han permitido conservar mejor la temperatura interna, con evidentes ventajas para el medio ambiente y para la propia optimización del gasto.
Un hito que ha venido acompañado, en los últimos años, por el abandono total del gasóleo C por parte del hospital en beneficio del gas natural, que presenta un menor coeficiente de emisión de CO2 y está considerado un 40% menos contaminante. Esto ha sido posible gracias a la renovación de las calderas de calefacción que llevó a cabo el centro hospitalario y a una apuesta decidida por ir mejorando, de forma progresiva, sus instalaciones industriales y promoviendo una cultura de respeto al medio ambiente en todas las actividades que se llevan a cabo.
Desde el Hospital Infanta Elena se ha apostado así por una gestión integral sensible con el entorno, propiciando un cambio en el funcionamiento general del centro hospitalario, fundamental teniendo en cuenta la estrecha relación entre determinados factores ambientales y el cuidado de la salud. En este sentido, el centro sanitario se une a las líneas de trabajo impulsadas por la Consejería de Salud y Familias en este ámbito, que propugna una asistencia sanitaria de calidad y respetuosa con el medio ambiente.
El Hospital Infanta Elena sigue así con su trayectoria de cuidado ambiental por la que recibió hace unos años el primer premio entregado por el Observatorio de Medio Ambiente y Responsabilidad Social (OMARS) por un proyecto sobre ‘Impacto de la cultura ambiental en un hospital comarcal onubense tras la implantación y certificación del Sistema Integral de Gestión Ambiental en el Servicio Andaluz de Salud (SIGA SAS)’.