18 noviembre 2024

La apología del muñequismo de Bernardo Romero

Lo volvió a hacer. El auténtico tutto fare del arte onubense ha logrado congregar a numeroso público, esta vez en el restaurante La Bohemia de la calle Rábida, para admirar su última producción pictórica y escuchar su apologética disertación “Fundamentos epistemológicos del muñequismo”. Bernardo Romero ha cambiado el teclado del ordenador por una caja de lápices de colores para dedicarse a pintar sus espacios vividos –Huelva y alrededores- mediante una técnica o estilo pictórico que asegura haber desarrollado en solitario y de la que al menos deberíamos destacar su origen netamente onubense.

Ocho dibujos con paisajes de la ciudad y sus alrededores: el muelle y la ciudad de fondo, los cabezos, el monumento a Colón o lugares especialmente queridos por el artista, como la Peguera, El Rompido y su flecha litoral. El acto inaugural, confundido con el de clausura porque entre ambos apenas discurrieron tres horas, contó con la citada conferencia del autor de los dibujos, profesor de Historia del Arte y reconocido escritor, amén de con el concurso musical del cantautor Rabino, que interpretó tres temas de su repertorio más huelvano. Señorita esas coquinas tienen toxinas, Carolina mi heroína o Barrio Obrero, que fueron coreadas por algunos de sus numerosos fans presentes en el acto.

Ante la bulla del respetable, en ocasiones más pendientes de los camareros y del vino que de la sesuda conferencia del oficiante, la organización de la exposición facilitará a los medios que así lo deseen el texto íntegro de una disertación que pretendía asentar los fundamentos del nuevo estilo pictórico, denominado de manera evidentemente peyorativa muñequismo por sus rivales en el mundo del arte local, pero que el artista ha decidido tomarla como término propio. La fugaz exposición ha sido posible gracias a la altruista colaboración de los restaurantes La Paka y La Bohemia, así como del editor Rafael Pérez, propietario del sello Niebla, y su alter ego Rabino.

Quita y pon, o récord Guinness

Anunciada para el día 15 de julio y hasta fin de existencias, la muestra de dibujos de Bernardo Romero ha sido un visto y no visto. Inaugurada a eso de las nueve de la noche del viernes pasado, y tras la conferencia pronunciada por el artista más la postrera actuación de Rabino, los cuadros fueron descolgados uno a uno por sus felices propietarios, de manera que sin intervención notarial que pudiera certificar el tiempo expositivo, se podría afirmar con un desvío o error de +/- quince minutos, que la muestra estuvo colgada un par de horas o a lo sumo tres.

De hecho, el propietario del conocido establecimiento de restauración y ocasional sala de exposiciones, ha decidido dejar colgado in situ el cuadro de su propiedad, actitud que ha sido seguida por otras tres personas que han dejado colgadas sus piezas en el establecimiento de restauración, entre otras cosas porque al ser viernes y disponerse a irse de fiesta no se atrevían a llevar consigo tan preciadas obras de arte. Al éxito comercial de la exposición bernardiana habría que sumar un nuevo récord Guinness, ¿o simplemente ha sido una exposición de quita y pon? Desde luego el debate está servido.

La apología del muñequismo de Bernardo Romero

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