La fiesta de Los Jarritos se hace con un hueco en el Museo del Botijo más grande del mundo. Los Jarritos, que se celebran en Galaroza cada 6 de septiembre, una fiesta centrada en el agua, sigue creciendo y ofreciendo nuevos matices. Esta vez lo hace de la mano de uno de los utensilios que conforman sus señas de identidad, el piporro. Para potenciar este aspecto, la Asociación Cultural Lieva ha establecido un contacto inicial con el Museo del Botijo Español de la localidad leonesa de Toral de los Guzmanes, considerado como el más grande del mundo.
El objetivo de las dos instituciones es potenciar mutuamente estos elementos patrimoniales, de manera que se complementen para afrontar iniciativas conjuntas. La asociación serrana es una de las más activas en la organización de actividades propias de Los Jarritos, que consiste en mojarse unos a otros en homenaje a la riqueza en aguas de esta población serrana onubense. Lleva más de una década tomando fotografías que han conformado el archivo más importante en relación a este evento. Sus audiovisuales sobre la fiesta, ofrecidos en su canal Youtube, acumulan cientos de visualizaciones en internet y son mostrados a los vecinos de Galaroza cada año en la propia Fuente de Doce Caños. Además, impulsa actividades relacionadas con la mojada y regala elementos de difusión, como camisetas o pulseras conmemorativas.
Ha sido uno de los pilares en la consideración de este evento como una manifestación cultural y patrimonial, con elementos históricos, ambientales y etnográficos que la conforman como una fiesta singular en todo el país.
Por su parte, el Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes cuida con mimo del Museo del Botijo más grande del mundo, compuesto por más de 3.000 piezas que le han valido entrar a formar parte del libro ‘Guinnes de los Records’ desde 1997.
La colección pertenece al riojano Jesús Gil Gibernau, cedida desinteresadamente al ayuntamiento de Toral de los Guzmanes, para crear este museo ubicado en el interior del Palacio de los Guzmanes, construcción única y singular, realizada en tapial del siglo XIII. Todas las provincias de España están representadas en mayor o menor medida, por lo que se pueden apreciar las múltiples diferencias interprovinciales, reflejadas en la forma, colorido, tamaño o decoración.
Como se indica en la web del museo, “la imaginación del artista alfarero, la funcionalidad, la estética y otra serie de factores han dado origen a múltiples clases de botijos como son los botijos trampa, del cura, nevera, de novia, de pozo, maricona, antropomorfos …”, que se pueden contemplar en esta institución cultural.
El botijo es denominado en Huelva, generalmente, piporro, o búcaro, aunque existen numerosas nomenclaturas en función de la zona geográfica española en que nos encontremos, desde el término latino ‘buttis’, del que podría derivar el actual.
El piporro es un recipiente realizado generalmente en barro cocido que puede ser de varios colores, tamaños, formas, materiales y con decoraciones diversas. Como elementos comunes, presenta la boca, más ancha, que sirve para llenarlo, el pitorro, más fino, por donde sale el líquido para beber, y el asa. En la fiesta de Los Jarritos, antiguamente se soplaba por la boca para mojar a través del pitorro, aunque en las últimas décadas se utiliza mayormente el cubo y otros utensilios para la mojada.
Uno de los ejemplares expuestos que más interés ha suscitado en la asociación onubense ha sido el Botjio de Novia, procedente de la cercana localidad onubense de Higuera de la Sierra, que perteneció a Josefa y a Francisco. Realizado en corcho, representa la tradición corchera serrana, pertenecía a la dote de la novia y está datado en 1900.
Por diversas circunstancias, en 2022 no se va a poder presentar esta colaboración como se pretendía, por lo que objetivo para este año es iniciar el acuerdo, darlo a conocer a los vecinos y las vecinas de los pueblos respectivos a través de los medios de comunicación y las redes sociales, y organizar un pequeño intercambio de fotografías.
Acuerdo con el Museo
Para el año que viene se tiene previsto abrir el acuerdo a otras instituciones, como el Ayuntamiento de Galaroza, la Asociación de Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Galaroza y la asociación Amigos de Los Jarritos, para que se puedan explorar otras potencialidades derivadas de esta iniciativa.
Para la Asociación Lieva, la finalidad es “seguir engrandeciendo patrimonialmente una fiesta singular, como Los Jarritos, con más matices culturales que se sumen a los ambientales, eróticos y festivos que ya atesora el evento”. Mientras que el Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes considera “muy interesante conectar con manifestaciones patrimoniales ligadas directamente con el botijo, por lo que nos volcaremos en impulsar proyectos comunes”, ha señalado el alcalde, Miguel Ángel Fernández.