(Firma: Sindicato de Prisiones ‘Tu Abandono me puede matar’) Otro año más se aproxima el día 24 de septiembre, en el cual se celebra la festividad de Nuestra Señora de la Merced, “patrona del Cuerpo de Prisiones”, como figura literalmente en la Orden de 27 de Abril de 1939 que instituye esta festividad en el ámbito de Instituciones Penitenciarias.
Otro año más, toca como siempre adecentar y llevar a cabo un lavado de cara de los centros penitenciarios para que todas aquellas personalidades que acudan vean, eso sí, lo que se quiere mostrar, y no la realidad del día a día en prisiones.
Porque desde el sindicato de prisiones TAMPM- Huelva hemos de decir alto y claro, y muy a nuestro pesar, que este 24 de septiembre no hay nada que celebrar.
Llevamos muchos años de abandono institucional, en estos últimos tiempos rozando el hostigamiento, despojados de nuestra dignidad profesional, criminalizados por quienes deben velar por nosotros. Años de promesas incumplidas, con gobiernos de distinta ideología pero de igual resultado.
Acogimos con ilusión la llegada del Ministro del interior, Sr. Grande-Marlaska, pues mostró un alto grado de empatía a su llegada al Ministerio. Incluso aseveró en el Congreso de los Diputados, que acometería en cuanto fuese posible presupuestariamente una justa revisión retributiva, al entender nuestro agravio con otros compañeros del mismo Ministerio. Se llegó a poner sobre la mesa de negociación una propuesta económica que poco después fue unilateralmente retirada para siempre. A partir de ahí solo pudimos ir a peor.
Sin ser agentes de la autoridad y nada que celebrar
Los funcionarios y funcionarias de prisiones continuamos sin ser agentes de la autoridad, algo que no cuesta dinero y sí voluntad política. Sufrimos agresiones físicas y psicológicas a diario. Nuestros medios materiales están obsoletos. No ha llegado la equiparación salarial con nuestros compañeros de Cataluña, nuestras plantillas cada vez están más envejecidas, nuestra formación es escasa o casi nula, nuestra sanidad penitenciaria es altamente deficitaria (y debería estar transferida a las comunidades autónomas desde hace
años)…Pero todo esto a nadie importa, puesto que de lo que se trata es que lo que no se ve, no existe.
Qué decir cuando escuchamos que en prisiones se debe llevar a cabo la reinserción, ese mandato constitucional. Pero el éxito de esa empresa depende del factor humano, para que las condiciones de los internos mejoren, primero deben ser buenas para el personal (Jacobs, 2018) y para implementar cualquier tipo de mejora en una prisión se debe de contar con ese personal y su motivación. Sin medios, sin plantilla, sin formación, sin protección jurídica, sin estatuto propio que reconozca nuestras particularidades, sin reconocimiento social ni institucional, permanentemente agredidos y vilipendiados…así, reinsertar es muy difícil.
En fin, prisiones agoniza, pero eso sí, hay que celebrar la Merced y vender a la sociedad que todo funciona perfectamente.