A las 11.00 horas de la mañana de este miércoles, 5 de octubre, daba comienzo en la iglesia parroquial San Juan Bautista el funeral por el Hijo Predilecto de San Juan del Puerto, Jesús Quintero. Una salva de aplausos espontáneos rompía el majestuoso silencio que acompañaba la llegada del féretro, arropado de familiares, amigos y equipo de gobierno, encabezado por la alcaldesa Rocío Cárdenas y el ex alcalde Francisco Orta.
En un funeral solemne y emotivo, con una iglesia llena, fue la primera edil sanjuanera la encargada de romper el hielo con la monición de entrada en la que con un nudo en la garganta iniciaba diciendo: “Estamos aquí reunidos en nuestra parroquia para despedir a nuestro amigo Jesús, una persona universalmente conocida para el mundo, una persona excepcionalmente maravillosa, por el que queremos dar las gracias hoy porque su paso por esta vida no dejó indiferente a nadie. Una persona que compartió su vida con todo el mundo, con la gente importante y con la gente humilde, con los ricos y con los pobres. Un hombre que llenó de amor y el corazón de toda su familia, de todos sus amigos y de todos sus vecinos y vecinas”.
Por eso, aunque este es un momento de despedida, Jesús no se va, estará siempre con nosotros, con su familia, con sus amigos, con su pueblo, con todas las personas a las que ayudó a crecer y hacerse un lugar en el mundo, con todos aquellos a los que le dio voz. Ese es su legado, y deja una huella profunda”, terminaba Cárdenas.
La primera lectura corrió a cargo de la que fuera su pareja, Joana Bonet, que eligió para la ocasión el libro de Eclesiastés palabra griega que significa predicador y cuyo autor fue un “Sabio” de mediados del siglo III a.C. que pone sus reflexiones en boca de éste.
Bonet leía: “Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo, su tiempo al nacer y su tiempo al morir, su tiempo al plantar y su tiempo en arrancar lo plantado, su tiempo al matar y su tiempo al sanar, su tiempo al destruir y su tiempo en edificar, su tiempo en llorar y su tiempo en reír, su tiempo en lamentarse y su tiempo en lanzar, su tiempo en lanzar piedras y su tiempo en recogerlas, su tiempo en abrazarse y su tiempo en separarse, su tiempo en buscar y su tiempo en perder, su tiempo en guardar y su tiempo en tirar, su tiempo en rasgar y su tiempo en coser, su tiempo en callar y su tiempo en hablar, su tiempo en amar y su tiempo en odiar, su tiempo la guerra y su tiempo la paz”.
Otro de los momentos emotivos se vivió con la intervención de sus dos hijas.
La primera en hacerlo fue la menor, Lola, que quiso agradecer a todos los presentes por acompañarles en un día tan señalado y empezaba diciendo que “hoy es un día triste pero también de celebración, mi padre ha vivido una vida maravillosa, rodeado de gente maravillosa y como en ningún caso mis palabras pueden superar a las de mi padre voy a leer un texto que vi a una amiga mía en un chiringuito de Tarifa y que mi padre había escrito unos años antes: los hippies no han muerto, todavía quedan algunos perdidos en la sierra, yo los he visto y me he reconocido hablando con ellos…”
La última intervención fue para Andrea, la hija mayor de Jesús que visiblemente emocionada decía: “Buenas noches. Soy el loco de la colina. He venido a deciros que me voy. No me voy de vosotros, deseo ir a mí mismo, un viaje hacia dentro. Al fondo del fondo, a la fuente que no se agota, donde puede reaparecer la alegría de vivir. No me voy de la colina, la colina es mi corazón. La colina es tu corazón. La colina no es una porción de mi mismo, soy yo mismo. No es un trozo de mi alma, es mi alma. Quiero irme para caminar hacia dentro, me he empeñado en ser lo que soy. Sin ficción, sin engaños, sin peluca sin maquillaje. Me voy con la fuerza que hay en mí, no voy a conquistar nada, voy a recibir y a acoger lo que hay en mí y un día os lo devolveré porque es vuestro.”
El párroco de la localidad quiso recordar que el próximo jueves día 13 se celebrará la misa en memoria de Jesús.
Tras la conclusión, el cortejo fúnebre realizó a pie su camino al Cementerio municipal donde ya reposan los restos mortales del maestro de los silencios.
Descanse en paz Jesús Quintero, descanse en paz el Hijo Predilecto de San Juan del Puerto. Muere el hombre, nace la leyenda.