De cómo Fali Durán paso a ser una periodista deportiva de éxito a coser y tejer en una tienda de La Merced hay menos trecho de lo que parece. Ambas aficiones forman parte esencial de su vida y a ambas les cogió cariño desde pequeña.
Fali Durán es de Nerva «de nacimiento y de devoción». Tuvo una infancia «súper feliz» siendo la más pequeña de seis hermanas. Su padre tuvo un accidente en la mina mucho antes de que ella naciera y su madre regentaba un bar de barrio. Así transcurrió la vida de una Fali «al calor de un pueblo», algo que es «irrepetible e irrecuperable».
A los nueve años ya sabía que quería ser periodista, a los 10 empezó en el periódico escolar y no mucho después su voz empezó a resonar en Onda Minera, la emisora municipal de Nerva. Estaba claro que estudiaría periodismo, y como Fali quería contar «historias amables» eligió el deporte como especialidad, algo que le ha terminado dando muchas satisfacciones.
«En casa hemos sido muy aficionados al deporte, de práctica y de sillón», afirma. «Me encantan todos los deportes, aunque especialmente el baloncesto y el ciclismo».
Al Recre lo descubrió algo más tarde, cuando ya vino a trabajar a Huelva. «Confieso que sabía que existía y poco más, pero pronto me conquistó». De la mano del Recre y con una larga trayectoria periodística, Fali Durán vivió sus mejores años laborales. Entre ellos están momentos como los tres ascensos y una final de la Copa del Rey en la que el Decano perdió en el Martínez Valero de Elche por 0-3 ante el Mallorca. Fali estuvo allí, y hoy tiene hermosos recuerdos.
«Viví los mejores momentos del Recre, los malos no», porque ya estaba fuera del mundo periodismo. De aquellos tiempos guarda todavía una buena relaciones con periodistas y jugadores, pese a confiesa que no es su estilo mezclar el trabajo con la amistad, pero en algunos casos es inevitable.
Su carrera durante 20 años le permitió ir a muchos estadios importantes, conocer a periodistas de primer nivel y vivir los mejores años profesionales de su vida.
Fali Durán o cómo ser mujer y periodista deportivo
Cuando Fali entro en el mundo del periodismo deportivo apenas había mujeres ejerciendo esa especialidad. «La única que había era Manoli Chico y yo tampoco me ajustaba mucho a su perfil». En esos primeros años sufrió el «desprecio» de algunos compañeros, de futbolistas e incluso de algunos jefes. «Me preguntaban si era lesbiana o desviada, fue una etapa muy dura en algunas ocasiones». Pero como bien dice Fali, ella tiene mucha personalidad y las cosas muy claras, por lo que era algo que le «daba igual».
Luego, en una segunda etapa, las cosas fueron cambiando. Primero porque las mujeres empezaron poco a poco a ocupar puestos en el periodismo deportivo, especialmente en televisión, y también porque después de más de 15 años trabajando en el ámbito deportivo se había ganado el respeto de todos. La de Fali Durán era una firma buscada en las crónicas deportivas del Recre en Odiel Información y su cara era familiar para todos los aficionados tras las cámaras de Canal Noticias Huelva (CNH), ambos, medios ya extintos.
La Fali Durán costurera
El periodismo es una profesión inestable y Fali Durán lo sabe bien. Los tiempos del periodismo deportivo se acabaron tras un gran crisis de los medios de comunicación azuzada por el auge de Internet. Fali lo intentó durante un tiempo en la comunicación corporativa, pero no era un mundo que le gustara especialmente. «Decidí retomar un hobby que tenía abandonado», nos cuenta. En su familia siempre se había cosido y remendado y ella lo aprendió con pasión. Ahí vio una oportunidad laboral y de esa vieja afición nació Trapos con otro punto, una tienda que ya lleva seis años activa en la Plaza de la Merced.
«Lo que hacemos en Trapos con otro punto, es combinar técnicas de tejido y de costura clásicas en prendas modernas, y eso lo ofrecemos al público haciendo prendas para los clientes, arreglándolas y customizándolas o bien enseñan a hacerlas» en una clases muy animadas de costura. Combinando esas estrategias con tesón e ilusión Trapos con Otro Punta ha sobrevivido a pandemias, crisis y lo múltiples azares de la vida.
Trapos con otro punto es además una tienda solidaria. Por su quinto aniversario decidieron involucrarse con la sociedad y colaborar con la asociación Anumayores. «Es una asociación de acompañamiento a personas mayores totalmente gratuita y a la que cualquier mayor de la ciudad se puede acercar». En la tienda conoció a una de sus usuarias, Isabel, de 89 años, una miembro muy activa que «me adoptó» y con ella ha emprendido muchos proyectos para ayudar a esta asociación.
La última de las locuras que ha nacido de esta colaboración son las ‘feuchas’, unas muñecas de trapo hechas a mano y «muy divertidas» cuyos beneficios de ventas van a parar a esta asociación, «que es pequeña y tiene pocos recursos».