La minicrisis bancaria de Estados Unidos y el rescate de Credit Suisse dieron esperanzas a los inversores de que la Reserva Federal podría retroceder en su postura agresiva más temprano que tarde. El único problema es que el propio regulador no tiene prisa por actuar, esperando al momento oportuno.
Es más, el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard, afirmó que habría que subir las tasas por encima del 5%. Además, añadió que el recorte de la producción de petróleo por parte de la OPEC complicaría la tarea de regresar a la estabilidad de precios con el menor coste posible para la economía.
Mientras tanto, los mercados siguen insistiendo. A la espera de un recorte de los tipos de interés durante el segundo semestre de 2023, los cuatro principales índices estadounidenses (S&P 500, Nasdaq, Russell 2000 y el Dow Jones Industrial Average) terminaron el mes de marzo en verde.
Los metales preciosos tampoco se quedaron al margen, reanudando una tendencia alcista. Es de añadir que el 20 de marzo, el oro alcanzó los 2.000 dólares la onza. Aunque fue seguido de una corrección, el crecimiento mensual superó el 7,5%. Bitcoin en el mismo periodo de tiempo creció un 25%…
¿Es la hora de revisar el portafolio de inversiones?
Y sí y no. Tras una serie de quiebras en el sector bancario de EEUU, los inversores esperan un cambio notable en el tono y guía de la Reserva Federal, algo que permitirá un aterrizaje suave de la economía. Si realmente fuera el caso, los activos de riesgo podrían verse presionados al alza.
En cuanto a los riesgos, aunque el aumento de los precios al consumo en Estados Unidos se suavizó de enero a febrero, demasiado pronto para declarar la «victoria» sobre el «monstruo inflacionario”. La reciente subida de los precios del petróleo, en este sentido, podría ser la fuente de nuevos dolores de cabeza.
El hecho de que la primera economía mundial está perdiendo impulso tampoco inspira optimismo. A juzgar por la caída del índice general de actividad empresarial del Texas Manufacturing del Banco de la Reserva Federal de Dallas a -15,7 en marzo desde -13,5 en febrero, el país podría caer en estanflación.
Por último, habría que vigilar los procesos contra el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El descontento social o inestabilidad política en el país, se traducirán de inmediato en episodios de volatilidad en los mercados financieros.
¿Qué esperan los hedge funds?
Según Marko Kolanovic, el estratega jefe de mercados globales de JPMorgan, el primer trimestre de 2023 fue probablemente el punto álgido del mercado de renta variable estadounidense este año. El rally bursátil que comenzó a mediados de octubre y duró hasta el primer trimestre de 2023 está llegando a su fin.
En este contexto, aconseja a los inversores que no caigan en la tentación de comprar acciones a la baja, ya que el mercado bursátil estadounidense bajará a partir de ahora. Los analistas de Barclays Bank, a su vez, prevén que el índice caiga más de un 6% desde los niveles actuales hasta los 3.725 puntos a finales de 2023.
¿Y en qué se queda todo?
La situación es algo contradictoria, por lo que algunos inversores ya han optado por liquidar gran parte de sus posiciones, mientras que otros han desplazado su atención hacia los mercados europeos y de mercados emergentes (ME), o simplemente se han decantado por instrumentos defensivos.
En cuanto a estos últimos, merece la pena tener en cuenta el oro (XAUUSD) y los blue chips. Si los datos sugieren que la inflación sigue avanzando en la dirección correcta o la Fed decide «ir en positivo», ambos activos podrían beneficiarse. En el caso contrario, podrían servir como los llamados «refugios seguros».
Lo mejor que puede hacer un inversor en este tipo de situación es centrarse en maximizar su enfoque de diversificación. Si Michael Wilson, de Morgan Stanley, tiene razón y las previsiones de beneficios trimestrales resulten «demasiado optimistas», los mercados podrían tener otro motivo de preocupación.
Finalmente, para los inversores que buscan pistas sobre la retirada de los estímulos económicos por parte de la Fed, los datos entrantes de inflación, el empleo y el sentimiento económico podrían servir de ayuda. En este sentido, el calendario económico es una herramienta para tener a mano.