Si fuera una crónica al uso, sería la crónica de una noche de sensibilidad anunciada, del encuentro de la nostalgia y las canciones que sanan, porque Ángel Corpa, el que fuera fundador del grupo Jarcha, se fue pero no se fue, que ya sabemos los onubenses lo que esto significa. Y con el título «Después del silencio» congregó a una parte grande de varias generaciones que conciben la música, la canción y la poesía de una manera diferente.
El recital se celebró en el salón de actos del Foro Iberoamericano de la Rábida, en lo que se ha dado en llamar «las tardes del foro» y Ángel Corpa lo llenó. Y lo hizo porque su conexión con Huelva es enorme, porque el público asistente se sentía vinculado al Jarcha verdadero, porque su voz de intérprete y su calidad de compositor han mejorado, porque sus canciones son poesía y música o viceversa, porque sigue siendo una persona coherente en su trabajo y en su vida y porque escucharlo, acompañado de Israel Fausto, catedrático de violonchelo del Conservatorio Superior de Sevilla, es siempre una delicia.
Fueron dieciocho canciones y dos más, porque los aplausos no cesaban; y, al final, «Libertad sin ira» cantada por todos. Y la sala se llenó de belleza y agradecimiento.