Dos orejas de tremendo peso cortó David de Miranda a un manejable segundo al que toreó con mucha personalidad y toreo vertical. Sumó otra más -tres en total- del orientando cuarto de la tarde. A este ejemplar le expuso una barbaridad sin dejarse nada dentro y estuvo en el borde donde los pies queman y muy pocos aguantan esos lares. Terrenos que elevan las pulsaciones y también te compran un cortijo. Demostración del triguereño que absorbió a todos por su seguridad y capacidad. Tremendo David de Miranda.
David de Miranda recibió al segundo de la tarde con lances templados. El onubense construyó un bonito saludo que pronto conecto con el respetable. Posteriormente realizó un gran quite por gaoneras donde las palmas por Huelva recorrieron los repletos tendidos. Con la muleta, frente a un toro noblón al que había que hacerle las cosas con determinación y muy suaves – medido de fuerzas-, realizó una faena plena de quietud y laudo, rematando con un volapié de libro que le valió las dos orejas. Faena maciza en planteamientos y seguridad.
El cuarto, echó las manos por delante el número 153 en el capote de David de Miranda, que sin embargo metió los riñones en el peto del picador. El torero se Trigueros firmó un ceñido quite cerrado en el centro del anillo. En banderillas apretó el toro hacia los adentros, tras lo cual el matador arrancó su faena con unos electrizantes estatuarios en la boca de riego. Las distancias, los toques y una enorme disposición fueron determinantes en una faena de compromiso consigo mismo y con la fiesta.
Muy por encima del toro, el diestro onubense superó los elementos negativos de un astado que no regaló absolutamente nada. David de Miranda dio un grito clamoroso hacía lo más alto de las estructuras de la fiesta. Se jugó la vida. Estocada casi entera. Oreja tras aviso.
El sexto, un animal simplón tanto en sus hechuras como en su comportamiento y al que el onubense le realizó una faena que nunca llegó a romper. Ya de capa el animal se había salido suelto, sin celo, empujando de mentira en el caballo. David volvió a echarse el capote a la espalda para que su labor no perdiera enteros. Con la muleta buscó citarlo de largo, pero el toro venía sin entrega y embistiendo con la cara por las nubes.
Porfió David en una faena donde volvió a destacar su entrega y disposición ante el soso y descastado animal. Volvió a meterse en los terrenos del toro, lugar donde se encuentra como pez en el agua, pero fue imposible, no había toro. Con la espada tampoco estuvo atinado escuchando una ovación de sus paisanos como reconocimiento a su labor.
Abrió la tarde Roca Rey -reapareció después del grave percance de Santander- y cortó una ‘pelua’ del arisco primero. Esté le propinó una fea voltereta al intentar un quite por tafalleras -otra se llevó del quinto al iniciar por estatuarios- con el que hizo un titánico esfuerzo para muletearlo en la jurisdicción de un manso huidizo. Andrés estuvo dictatorial marcando su ley, adueñándose de la situación y llenado el escenario de verdad. La pena el fallo a espadas puesto que tan sólo la suerte suprema le privó de acompañar a David de Miranda por la Puerta Grande.
Al primer toro de la tarde lo recibió Roca Rey con buenos lances a la verónica y en el quite, por tafalleras, fue cogido por fortuna sin consecuencias. Tras brindar a David de Miranda, realizó una faena firme y ligada por los dos pitones, frente a un toro noblote pero falto de raza. Estatus de figura comprometida, sin tirar la moneda al aire nunca y arrimándose una barbaridad. Gigantesco, tras estocada corta fue premiado con la primera oreja de la tarde
El tercero, lo recibió Roca Rey con una venda elástica reforzando su muslo izquierdo. Solvente saludo capotero a la verónica rematado en la boca de riego. Cumplió el toro en el único puyazo que recibió y tuvo lugar en los medios un vistoso y comprometido quite del peruano capote a la espalda. La faena de Roca Rey, que fue brindada al público de La Merced tuvo como prólogo un feo arreón cuando el torero intentaba pasarlo de rodillas.
A partir de ahí le dejo la muleta en la cara y construyó un capítulo de temple, ligazón y verdad a un toro que agradeció las cosas bien hechas. Se impuso el torero a su oponente, que se vino a menos. Perdió con la espada un merecido. Ovación tras aviso.
Por capacidad y pundonor, la faena al manso quinto fue la de mayor contenido del torero peruano hoy en Huelva. Bien es cierto que su faena al primero tuvo cotas altas, pero en esta tuvo que meter en el canasto al manso y huidizo animal de la casa Matilla. Un toro este de inmejorables hechuras, uno de los toros en tipo de la desigual corrida del hierro salmantino. No se dejó torear de capa y ya en el tercio de banderillas empujó mucho hacia tablas.
En ese comienzo por estatutarios, el toro hizo caso omiso al toque fijador y se lo llevó por delante saliendo visiblemente dolorido el peruano. Tras reponerse optó por torear al animal donde él quisiese, y ahí a base de colocación, distancias y alturas le fue sacando derechazos hasta dejar dos series de gran calado en los tendidos ante un toro que quiso colocar la cara y tomarla con ritmo, pero la mansedumbre siempre pudo más.
Roca volvió a colocarse en el sitio ante un animal que lo mismo arroyaba haciendo hilo que la tomaba con ritmo. Pero su gran esfuerzo se fue por el sumidero tras fallar con los aceros cambiando la oreja por una cerradísima ovación desde el tercio tras sonar dos avisos.
FICHA DEL FESTEJO:
Jueves 03 de agosto de 2023
Plaza de Toros de La Merced – Huelva
Segundo festejo de la Feria Taurina de Las Colombinas 2023
Primera Corrida de la Feria. (Mano a mano)
Entrada: Lleno de no hay billetes
Toros de Olga Jiménez (1º) y Hermanos García Jiménez, desiguales de juego y comportamiento.
Andrés Roca Rey; Oreja con petición de la segunda, ovación tras aviso y Ovación tras dos avisos.
David de Miranda; Dos orejas, oreja tras aviso y palmas.
Cuadrillas: Saludaron Curro Robles, Fernando Sánchez y Antonio Chacón.
Incidencias: Andrés Roca Rey fue atendido en la enfermería de “una contusión en la zona del vasto anterior del muslo izquierdo’.
Fdo: Dr. Domingo Jiménez