Mirar libros en el escaparate de una librería o elegir sabores en la vitrina de la heladería. No sé con cuál de estos ensimismamientos quedarme.
Sueño con hacer un largo viaje en tren. Nada de Alta Velocidad, sino trenes regionales donde importe más el viaje que el tiempo.
«Con los años he comprobado que es mejor estar contento con lo que haces, aunque tardes más”. Guille Milkyway dixit.
Veo desde mi azotea los fuegos de las Colombinas. Siento una fascinación enorme y enigmática por los fuegos artificiales, una ilusión como de niña chica que me invade por entero. Probablemente lo mejor de la fiesta sea el final de la fiesta.
Todo mi amor para el personal que se dedica a la traducción. Mi amor infinito para quienes traducen de idiomas minoritarios como el polaco y trajeron a mi vida a Wislawa Szymborska.
Tres perfiles en Instagram muy inspiradores: el de la escritora María Alcantarilla (@mariaalcantarilla11), el de mi paisana y amiga Carmen Torres Chaguaceda (@chaguacedafotografias) y «Como el río interminable» (@como_el_rio_interminable) de Marian Cansell.
Marian suele postear en su perfil palabras hermosas en otros idiomas que no tienen traducción al castellano. Una de mis favoritas es “tsundoku” que es la palabra japonesa para definir el síndrome de Diógenes en los letraheridos.
Han llegado muy temprano a la playa. Son bastante jóvenes. Colocan la sombrilla y las sillas y abren un libro, cada uno el suyo. De vez en cuando levantan la cabeza, se miran y sonríen. Aunque no salga bien, esa historia de amor será inolvidable para ambos.
¿Qué libro llevarías a una primera cita?