Con la lectura del manifiesto ‘Calidad Arquitectónica, una garantía para el bien común’, Francisco Rodríguez-Pantoja Márquez, decano del COAH, ha querido arrancar el programa de Actos de la Semana de la Arquitectura de Huelva, en la sede el colegio onubense.
Con la presencia del delegado de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía, Jaime Pérez; los arquitectos han conmemorado con esta lectura, el Día Mundial de la Arquitectura, que se celebra este lunes día 2 de octubre. El día 4, se visitará la Fuente Vieja, dentro de la semana de la Arquitectura, y el día 6 tendrá lugar la entrega de Premios de arquitectura de Huelva 2023 en una gala en el salón A de la Casa Colón.
Es el primero de los actos preparados por los arquitectos onubenses, dentro de una semana, que se dedica a la calidad en la arquitectura, poniendo en valor que “los proyectos de calidad, perduran en el tiempo, mientras que los que no tengan calidad, pasarán sin pena ni gloria”, explicaba el decano.
Se trata de “hacer las cosas bien hechas”, con el fin de crear una arquitectura digna y de calidad, que convierta a esta provincia en el futuro, en una provincia rica en patrimonio. “Ojalá llegue un día, dentro de cien años que se planteen rehabilitar los edificios que hoy estamos construyendo, esto significará que se están haciendo las cosas bien hoy”, indica el decano.
Manifiesto a nivel nacional
En 2018, todos los ministros de Cultura de la Unión Europea, y también el Gobierno español, un año después, suscribieron, en la Declaración de Davos: “No puede haber desarrollo democrático, pacífico y sostenible si la cultura no es su núcleo; la forma en la que damos uso, mantenemos y protegemos nuestro patrimonio cultural hoy en día será crucial en el desarrollo de un entorno construido de alta calidad”.
Nuestra sociedad se enfrenta a cambios incesantes, de una magnitud que, cada vez con más frecuencia, trasciende el marco local. Los efectos de la globalización, la emergencia climática, el desarrollo vertiginoso de las tecnologías, el impacto de la pandemia de Covid19 o el aumento de conflictos bélicos, también a las puertas de Europa, sumados a otras problemáticas, como el difícil acceso a una vivienda digna, adecuada y asequible, el desequilibrio entre áreas urbanas y rurales que ilustra el fenómeno de la “España vaciada” y el incremento de las desigualdades, configuran un escenario de múltiples desafíos que, pese a su carácter global, exigen consensos, esfuerzos comunes y acciones a corto, medio y largo plazo en lo local: en nuestros pueblos, ciudades y territorios, como vectores de recuperación y de progreso social.
Nuestros entornos urbanos constituyen el espacio desde el que abordar todos esos desafíos. Por eso, en el Día Mundial de la Arquitectura, reivindicamos la calidad arquitectónica como una garantía para el bien común; para avanzar hacia una sociedad más justa, igualitaria, saludable y sostenible a todas las escalas: económica, social y medioambiental.
Con sus valores básicos, universales, artísticos y culturales, sociales, éticos y la vocación de perdurabilidad que subyace en sus obras, la Arquitectura contribuye al bienestar individual y colectivo de las personas: aporta confort, seguridad, es un factor de salud preventiva, favorece la cohesión social, crea identidad colectiva e inspira y retroalimenta la potencia creativa del ser humano con su belleza. Pero, además, en plena crisis climática, sus soluciones, innovadoras, responsables e integrales, se tornan esenciales para mitigar los efectos del calentamiento global, transitar hacia una economía circular y recuperar el equilibrio medioambiental, reutilizando y optimizando recursos naturales y económicos y reduciendo gastos de energía.
La Arquitectura regenera y rehabilita, aportando versatilidad a nuestras viviendas y edificios, devolviéndoles toda su utilidad y actualizándolos, desde el principio de calidad y una perspectiva integral, para responder, de forma adecuada, a las necesidades de la ciudadanía del siglo XXI y afrontar, con éxito, retos que requieren de una respuesta urgente, como la descarbonización del parque residencial en nuestro país, donde más de la mitad de sus 25,7 millones de viviendas requieren de una rehabilitación energética, además de otras mejoras acuciantes en materia de accesibilidad, conservación y funcionalidad.
La Arquitectura es cuidadora. Nos ayuda a avanzar hacia una sociedad más igualitaria, más humana y más saludable y sostenible; una sociedad mejor, que se adapta a situaciones adversas y escenarios cambiantes con más flexibilidad y fortaleza. Pero, para ello, también precisa de la intervención decidida de las Administraciones Públicas, promoviendo políticas ejemplarizantes que sitúen la calidad arquitectónica y la defensa del espacio construido en el epicentro de las transformaciones urbanas actuales; apostando por concursos de arquitectura que prioricen la calidad para el bienestar general de la población y por la sensibilización social para proteger el entorno construido, como patrimonio cultural que es de todos/as.
En el Día Mundial de la Arquitectura, calidad arquitectónica, una garantía para el bien común.