Huelva ha acogido en la noche de este miércoles un círculo de silencio en defensa del derecho a la ciudadanía universal en todo el mundo, un derecho que actualmente “está siendo vulnerado de manera constante a nivel mundial y, específicamente, en zonas de conflicto y en Europa”, han destacado la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) en Huelva, una de las entidades que participa de manera activa en este evento que convoca cada mes el Secretariado de Migraciones de Huelva y que, en esta ocasión, ha tenido lugar frente a la Parroquia de la Purísima Concepción de la capital onubense.
El objetivo de estos actos es defender la libre circulación de las personas y denunciar públicamente la vulneración de los derechos humanos de las personas migrantes, tal y como han comunicado a TINTO NOTICIAS desde la organización convocante de estos círculos de silencio, en los que, junto a la HOAC, también tienen una participación activa otras entidades tanto civiles como eclesiásticas, entre las que se encuentran Huelva Acoge, Cáritas Diocesana o la Asociación Huelva para todos y todas, que se reparten la organización de los círculos.
Desde la HOAC han hecho público un manifiesto en el que muestran su parecer sobre la situación actual del derecho a la ciudadanía universal, para lo que hacen un recorrido por diferentes fenómenos sociales que se producen no solo a nivel internacional, sino también España, como se refleja en el siguiente documento elaborado por la Hermandad:
La ciudadanía universal es un derecho de cualquier persona, sin excepción alguna. Representa la garantía del acceso a un trabajo digno, así como a todos los servicios sociales, sanitarios y educativos de cualquier país. Constituye además, la base de una convivencia humana en términos de igualdad y en paz.
Sin embargo, estamos viendo como este derecho está siendo vulnerado de manera constante a nivel mundial y, específicamente, en zonas de conflicto y en Europa. En este sentido tenemos que hacer mención a la resistencia de Egipto para abrir sus fronteras con Gaza, por lo que no permite el paso de las personas que huyen de la masacre que Israel está realizando de manera indiscriminada contra la población civil palestina. También, recientemente, la violencia de los colonos israelíes expulsa a los palestinos de sus aldeas en Cisjordania, provocando un nuevo éxodo.
En Europa, en Italia concretamente, el gobierno de Meloni lleva tiempo legislando negativamente para la expulsión de personas migrantes. En estos últimos días, ha elaborado un plan para deportar a migrantes a Albania, mediante la construcción de centros en territorio albanés con capacidad de hasta 3.000 personas, con el objetivo de devolver a personas migrantes rescatadas en el mar por las autoridades italianas. Así mismo, Italia acusa a las ONGs que rescatan a migrantes en el mar o en las fronteras de colaborar con mafias de tráfico de personas, imponiéndoles fuertes sanciones y, en algunos casos, detenciones y juicios que acaban culpabilizándolos. Además, ha endurecido las leyes antiinmigración en las que los menores de 16 años pueden acabar en centros de personas adultas. Esta situación sienta un precedente peligroso para la Unión Europea.
En nuestro país, también siguen ocurriendo hechos y situaciones de racismo y xenofobia. Actualmente, el Ejecutivo ha declarado como emergencia migratoria la llegada masiva de personas migrantes a las costas de Canarias y, ante esta situación, la respuesta de algunos líderes regionales y alcaldes ha sido de carácter xenófobo y discriminatorio -muy distinta a la solidaridad manifestada ante el éxodo ucraniano-. Por ejemplo, la alcaldesa de Pozuelo, donde se encuentra enclavado el centro de acogida de migrantes ucranianos, se negó a admitir migrantes de origen senegalés.
Los gobiernos europeos, incluyendo el español, han cruzado muchas veces la línea roja que separa lo verdaderamente humano de lo que no lo es, considerando la inmigración como un problema y nunca como un derecho fundamental a migrar o quedarse en sus países de origen. Además, tenemos que agradecer el que constituya una solución importante para combatir el envejecimiento poblacional, si se quiere mantener el Estado de Bienestar a medio y largo plazo.
La idea de que las naciones pertenecen a un grupo nativo que ha de protegerse de los de afuera aumenta el racismo, los delitos de odio y la vulnerabilidad de las personas migrantes. Esta convicción de los países hace imposible la existencia de una ciudadanía universal, por consiguiente, tenemos que trabajar para recuperar la dignidad y la libertad de elección que, por el hecho de ser personas, pertenece a todo ser humano.