Un buen año para la poesía onubense, donde uno de sus máximos exponentes, Juan Cobos Wilkins ha obtenido el éxito gracias a su libro ‘Los No amados’ que ha sido elegido uno de los 10 mejores libros de poesía del año, por Librújula, el suplemento cultural del diario Público.
Según el suplemento, el poeta Juan Cobos Wilkins (Minas de Riotinto, Huelva, 1957) en su último poemario, Los no amados (Bartleby), «él sí sabe lo que es poesía: poesía es la luz perfecta, que ilumina todo lo visible e invisible más allá del lenguaje. Y esta para ser, la poesía, digo, debe tener magia, sorpresa, revelación y aderezando todo esto, fascinación rítmica. Esto y no otra cosa encontrarán las personas lectoras en este su último poemario. Uno de los mejores publicados este año, con versos de esta enjundia: “Hazlo.// Auscúltate/ como el mago que usa un caleidoscopio/ para explorar la cristalización del sonido del alma/ a quien,/ en el alma/ no cree”.
Junto a Cobos Wilkins están poemarios como ‘El instante y su sombra (Cálamo) de Julia Otxoa, Ser palabra desnuda. ¿Quién es esta mujer que pasa? (La Única Puerta a la Izquierda), de la poeta Ángela Serna o Los infraleves (Liliputienses) de Alejandro Céspedes.
Nuevo libro de Cobos Wilkins
Nada más salir a la luz, el nuevo libro de Juan Cobos Wilkins ya cuenta con inmejorables críticas literarias, como la que realiza el crítico de poesía y presidente de la Asociación de Escritores de España, Manuel Rico, para quien, con ‘Los no amados’, el escritor riotinteño “consolida su trayectoria como poeta extremadamente singular y sintetiza en sus versos la profundidad de la reflexión con una expresión ágil, directa y, a la vez, cargada de lirismo, de temblor emocional y estético, de vida”.
“Se trata de un viaje a la experiencia del no amor, algo que, como el propio poeta ha reconocido, no cabe identificar con el desamor, sino que intenta responder a una pregunta no exenta de misterio: ¿Qué vive al otro lado de la relación amorosa, en su reverso? No es vacío, sino una compleja urdimbre en la que el dolor y el placer, la memoria y el olvido, la luz y la oscuridad, conviven extrañamente con la lucidez y la ensoñación, una realidad a la que solo el poema puede dar sentido y forma mediante la palabra”, prosigue Rico.