A veces, cuando una persona domina varias artes o ciencias, una ellas ensombrece a las otras. Así, a Leonardo da Vinci se le recuerda más por su faceta de pintor o inventor, que por arquitecto, escritor o músico; y así ocurre con quienes hemos acordado llamar renacentistas, aun en nuestro siglo.
Mi profesor Estaban Torre Serrano, catedrático de Teoría de la Literatura y profesor emérito de la universidad de Sevilla es, además, doctor en medicina y cirugía y conoce diversas lenguas vivas y esas otras que llaman, por ignorancia, muertas. Recientemente ha presentado su último libro de poemas en la facultad de filología y es una de esas personas (https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/esteban-torre-un-humanista-de-nuestro-tiempo-924718/html/4889e7d1-5a54-4e79-875d-4d9565ddc844_5.html).
La presentación de «Nuevos poemas» contó con la intervención del vicedecano de la facultad y del profesor titular de Teoría de la literatura el Dr. Juan Frau García, que repasó brevemente la gran trayectoria del autor y dio la palabra a Esteban Torre, que leyó algunas de sus composiciones y disertó ampliamente sobre lo que se le preguntaba y sobre su concepto de la poesía, nítido, claro e incuestionable.
Pero el motivo de estas palabras es destacar que el ministerio de profesor ha opacado el ministerio del inmenso poeta que es Torre Serrano. Aunque sus publicaciones poéticas: ¿Por qué?, Y guardaré silencio, Ráfagas, Luces y reflejos, LXII sonetos, Seis sextinas y otros poemas, 45 poemas y dos relatos, y el actual Nuevos poemas son menos numerosas que las científicas, merece la pena detenerse en cualquiera de ellas, sin olvidar las recreaciones, que otros llaman traducciones, sobre el Libro de Job, la poesía de Grecia y Roma, José M.ª Blanco White, los simbolistas franceses o Fernando Pessoa.
El poeta Esteban Torre combina magistralmente todos los metros y huye de la pedantería, la mediocridad y el amaneramiento; y escribe: «Yo sólo soy un obrero/de la sencilla palabra,/que tímidamente labra/ surcos de melancolía,/a la plena luz del día,/ sin truco ni abracadabra».
Su poética «busca la armonía y la belleza, el amor por la naturaleza, el arte y la cultura», comenta el profesor Romero Luque en el prólogo de uno de sus libros. Sin embargo, nunca ha dejado de expresar sus preocupaciones por la actualidad, lo efímero y lo eterno. En esta última entrega, al preguntarse por la felicidad, concluye: «No tener ansiedad, ni ambiciones, ni dudas;/ni querer contemplar la luz de la certeza./Basta con estar vivo, contemplar cada día/ los colores del alba como por vez primera».
Esteban Torre es un maestro cuando habla y cuando escribe, al que es necesario escuchar con el máximo respeto y disfrutar con admiración cuando se lee.