Con la intención de desprenderse de su propio estereotipo y profundizar en su verdadera identidad artística y personal, Antonio Molina ‘El Choro’ estrena el próximo 14 de abril en el Festival Flamenco Azul de Marsella Prender. Un acto de combustión, una propuesta “purificadora y terapéutica” en la que el bailaor afronta un proceso de transformación en el que resurge y deja salir un nuevo Choro.
Así, creado junto a Rocío Molina y Ernesto Artillo (en lo artístico y escénico) y acompañado de Jesús Corbacho al cante, Francisco Vinuesa a la guitarra y Francisco Roca a los vientos, el artista onubense rebusca aquí en sus orígenes (su barrio del Torrejón de Huelva, su familia, sus costumbres, sus influencias musicales…) y en la relación que ha mantenido con el flamenco desde su infancia hasta ahora para reflexionar sobre su identidad y detectar aquello que verdaderamente le motiva y le condena de lo jondo.
En este sentido, explica el propio Choro, ha sido fundamental el acompañamiento creativo de Rocío Molina, una de las principales figuras de la danza a nivel mundial, cuya mirada externa “me ha permitido conocerme mejor y darme cuenta de las ataduras, los prejuicios y los roles que he ido asumiendo por mi condición de bailaor y gitano, pero también del estímulo y la alegría que me da el flamenco”.
Es decir, además de como un espectáculo, este Prender se plantea como una catarsis, que nace de la necesidad del artista de salirse de su propio corsé y abrir su cuerpo a una expresión más libre y honda, cabalgando entre la tradición y lo contemporáneo. “Cuando llamé a Rocío lo hice porque quería dar forma a mi propia búsqueda y materializar todo eso que necesitaba cambiar, atreverme a explorar otros caminos desde mi baile y, por supuesto, quería ponerme en manos de la mejor”, relata el onubense.
Con una consolidada trayectoria en la que ha compartido escenario con los más grandes maestros del flamenco y ha girado con sus propios espectáculos por los principales teatros y festivales del mundo, Antonio Molina ‘El Choro’ (Huelva, 1985) se sitúa hoy día como uno de los artistas más interesantes y con más proyección de su generación, gracias a su baile comprometido, espontáneo y visceral, que bebe de las raíces más familiares y profundas de lo jondo para expandirse en el lenguaje y el contexto del hoy.
De esta forma, tras #SiDiosKiere, dirigida por Juan Dolores Caballero ‘El Chino’ y que estrenó en 2022 en el Festival Flamenco de Jerez con gran acogida de crítica y público, el onubense continúa ahora este “autoconocimiento” que le lleva a pisar el escenario con una actitud “más fresca, luminosa y sincera”.
Desde el fandango, la alegría, la seguiriya, el garrotín, la rumba, la opereta o el pop, El Choro inicia una suerte de ritual quinqui-urbano en el que el fuego actúa como metáfora de ese “renacimiento” en el que se permite quemar lo que ya no sirve y, al mismo tiempo, darle una nueva vida, transformándolo en energía purificada, en calor o luz.
Asimismo, como escribe Artillo en la sinopsis, con Prender, que “significa agarrar, sostener algo, pero también privar de libertad a una persona, fecundar o encender” el artista “pone el verbo en escena” y “busca ejecutar la cualidad del baile, ya sea quemándolo o engalanándolo”.
Por tanto, sin renunciar a su sello, El Choro se pone aquí a prueba y se atreve a jugar e incluso a mostrar su fragilidad o fallar. Dando rienda suelta a la improvisación y a la naturalidad que caracteriza su baile y dejándose contagiar por el espíritu reconfortante de quienes les acompañan en el escenario y que, de alguna forma, le hace volver a sus raíces, recordar al niño que es y sentirse en casa.
Después de su estreno en Marsella, el espectáculo dará comienzo a una gira por teatros y festivales nacionales e internacionales para el que ya tiene fechas cerradas en el Festival Flamenco Esh de Luxemburgo, la Suma Flamenca de Madrid o el Gran Teatro de Huelva.
Biografía de Antonio Molina ‘El Choro’
Con una consolidada trayectoria en la que ha compartido escenario con los más grandes maestros del flamenco y ha girado con sus propios espectáculos por los principales teatros y festivales del mundo, Antonio Molina ‘El Choro’ (Huelva, 1985) se sitúa hoy día como uno de los artistas más interesantes y con más proyección de su generación, gracias a su baile comprometido, espontáneo y pasional, que bebe de las raíces más familiares y profundas de lo jondo para expandirse en el lenguaje y el contexto del hoy.
Así, tras aprender las bases del baile de su padre ‘El Choro’, el bailaor amplía su formación con Manolo Marín y Javier Cruz hasta que en 1999, con apenas 14 años, gana el II Certamen de Baile Flamenco Joven de Huelva, convocado por la Fundación Cristina Heeren, instalándose así en Sevilla para continuar sus estudios en esta escuela -donde hoy día ejerce de maestro- con figuras de la talla como Javier Barón, Israel Galván o Rafael Campallo, entre otros, con quienes ha seguido trabajando a lo largo de estos años.
En este tiempo, además de sus recitales en peñas, circuitos y ciclos jondos, El Choro forma parte también de compañías como las de Manuela Carrasco, Eva Yerbabuena o Juana Amaya, con quienes completa su formación artística, y continúa colaborando con nombres como el del guitarrista Vicente Amigo o el cantaor Miguel Poveda, a quienes acompaña habitualmente en sus giras.
El salto en solitario con su propia compañía lo inicia en 2016 con Aviso: Bayles de Jitanos, una propuesta dirigida por Rafael Estévez y Valeriano Paños y producida por la Fundación Cristina Heeren, con la colaboración del Instituto Andaluz del Flamenco, en la que indaga en los repertorios musicales y coreográficos adaptados por el pueblo gitano desde el siglo XVII. La combinación de la primera bulería grabada por la Niña de los Peines, las zarabandas afroamericanas que interpretaban los gitanos en la Venta de Caparrós o las cantiñas, tonás y seguiriyas primitivas encauzaron una obra de corte abstracto que le llevó a ganar el Premio Revelación del Festival de Jerez en 2016.
Dos años después, en 2018, estrena en el Teatro Villamarta su segundo proyecto, GELEM, dentro del XXII Festival de Jerez. Dirigido por Manuel Liñán, ‘El Choro’ busca aquí una “auto-liberación personal” que le permite dejar atrás esas ataduras en las que el pueblo gitano se ha visto siempre envuelto.
Un himno que canta una historia colectiva a través de peteneras, guajiras o fandangos. Asimismo, en el mismo año lanza Mi baile, una síntesis de sus dos trabajos anteriores donde muestra algunas de las coreografías que más se identifican con su baile, que no es solo fuerza y compás, sino pausar, respirar y hacer respirar.
Ya en 2022, también dentro del Festival de Jerez, estrena en el Teatro Villamarta su producción más reciente, #SiDiosKiere, dirigida por Juan Dolores Caballero ‘El Chino’, y en la que se vislumbra a un Choro mucho más fresco y luminoso, que cabalga entre la tradición y lo contemporáneo. Con una excelente acogida de crítica y público la obra pasa también por el Teatro Central de Sevilla en el ciclo Flamenco viene del sur y por el Festival Ciudad de Huelva, entre otras citas jondas.
En plena madurez de su carrera y con ganas de explorar nuevas posibilidades en su baile, el onubense se suma a proyectos nuevos como el último montaje de la bailaora Ana Morales, Peculiar y sorprende al público con la conferencia ilustrada, comisariada por Rocío Molina, con idea y curaduría de Matías Umpierrez y manual de instrucciones de Pedro G. Romero, dentro del ciclo ‘Flamenco. Melancolías y anhelos’.
Un formato de espectáculo más íntimo y cercano en el que el bailaor se crece y que da como fruto Arza, teoría de lo espontáneo, actualmente en gira. Asimismo, en paralelo, el artista, en plena efervescencia creativa, pone en marcha Francachela, estrenada en el pasado Festival de Nîmes junto a su escudero en el cante, Jesús Corbacho.
Ahondando en este terreno El Choro aborda ahora su último espectáculo Prender. Un acto de combustión que estrenará el próximo 14 de abril en el Festival Flamenco Azul de Marsella y en el que cuenta con la dirección artística de Rocío Molina y la dirección escénica de Ernesto Artillo.