Decía hace unos días en el artículo Doñana ha salido de otras peores, que no había que alarmarse porque el otoño había llegado con buenas intenciones, y así lo confirman estas imágenes tomadas el pasado domingo en diferentes lugares del entorno de Doñana.
Después de las últimas lluvias el agua fluye generosamente por todos los afluentes que dan vida al arroyo de La Rocina, el que más agua aporta a la Madre de las Marismas.
Esta agua ha caído sobre un suelo ya hidratado por las anteriores lluvias y ya no debemos hablar de un “respiro”, sino de una importante recuperación del paisaje del Espacio Natural de Doñana.