Ahí estaban las dos, con sus seis patas apuntando al techo y aún con un hilo de vida. En la Casa del Pueblo que tiene el PSOE en un chalé del Conquero hay cucarachas. Que sí, que no es de coña. Y además hay testigos (no vaya a ser que me manden otro burofax…). Al menos una decena de periodistas y cámaras de televisión pueden dar fe de que en la sede socialista hay un serio problema con este insecto detestado en todo el mundo. La parejita yacía en la sala de prensa, justito al lado del atril donde los que mandan en el PSOE ofrecen sus discursos mediáticos y responden a las preguntas –algunas de ellas “capciosas” de medios “capciosos”– de los periodistas.
Estoy convencido de que las dos cucarachas del PSOE estaban flipando allí tendidas al sol de un montón de luces. Ya me las imagino con sus antenas empalmadas hablándose como si se hubieran fumado un porro de insecticida:
– Oye Cuca.
– Dime Racha.
– ¿Estamos en el cielo de las cucarachas?
– Pues claro, no ves a dios allá arriba…

La felicidad ‘premortem’ les duró bien poco. A los pocos segundos de ser
localizados, un gigante con escoba y recogedor las enterró en una fría tumba de bolsa de plástico con un lapidario: “Qué asco”. Ni siquiera me dio tiempo a identificar a cuál de las 4.000 especies de cucarachas que habitan en el planeta pertenecía esta parejita que, como todas, puede ser portadora de enfermedades bacterianas y vírales como diarrea, lepra, colitis, hepatitis infecciosa, salmonella y tuberculosis. Además, el excremento, la piel y el vómito de esos insectos son responsables de alergias. Ya ven. En la sede del PSOE hay cucarachas. Y no es de coña.