(Firma: Emilio Marín) Ser empresario no es fácil, y más cuando se está al frente de un comercio pequeño. Los cambios en los hábitos de consumo, los gustos de las nuevas generaciones, la competencia cada día fuerte, las grandes superficies, la proximidad de Sevilla, las compras por internet…han configurado un panorama sólo apto para héroes.
Por eso, en vez de lamentarse, hay que ponerse en marcha y buscar nichos de negocio donde encuentren al cliente. Así, es necesario ir a comercio de mayores dimensiones mediante la asociación de pequeñas tiendas, centrales de compras en las que se consiguen abaratar los costos, procurar que en una misma calle haya comercios con productos variados y esta es una labor como todas de las asociaciones profesiones. Y en este apartado cobra fuerza la formación del personal, que presenta carencias.
Un empujón importante ha sido la apertura de aparcamientos desde la Estación de Renfe nueva a la antigua en la avenida de Italia, que ha reforzado la oferta y incentivado la llegada de clientes al centro, especialmente en Navidad y las rebajas de enero y febrero. Esta medida debe ir acompañada de incentivos de descuentos o bonos desde todos los centros, así como lugares de juegos para niños, vigilados con personal ex profeso para que los padres compren con tranquilidad. La profesionalidad, dedicación y atención personal es un valor conocido.
Pero hay un factor que escapa al sector de la distribución. Es la carestía de los locales comerciales de alquiler. Este impacto se nota especialmente en el Centro. Trazando una línea desde la calle Concepción hasta el Punto hay Trece locales vacíos. Ni siquiera la llegada de un restaurante italiano en la calle Palacios ha servido de locomotora para nuevos proyectos empresariales. Chocamos de nuevo con los precios. ¿Se puede hacer algo para evitar el vaciamiento del Centro?