La misión humanitaria emprendida el pasado jueves por Federico Pérez, Juanma Fariña, Blas Miguel Hernández y Joaquín Conde afronta la última parte. Y lo hace con once personas, siete de ellas niños, salvadas de la guerra de Ucrania y que viajan ya camino a Huelva a bordo de las dos furgonetas que están dejando para la historia onubense un ejemplo de solidaridad, sacrificio, altruismo y humanidad.
Después de un largo viaje de ida, con más de 45 horas al volante, en la madrugada de este domingo lograron superar la «odisea», tal como la define Federico Pérez, que supuso llegar a Korczowa, ciudad polaca fronteriza con Ucrania donde se ubica el centro de atención a refugiados y al que llegan cada día miles de ucranianos que huyen del horror implantado por Rusia en su país.
«Desesperación, desolación, tristeza…» son algunas de las palabras con las que Federico define lo que han visto sus ojos allí, pero también «organización, ayuda y solidaridad» de las muchas personas que están trabajando sin descanso para salvar el máximo número de vidas.
En las dos furgonetas onubenses viajan once personas, entre las que están siete niños con edades comprendidas entre año y medio y 14 años, tres mujeres y un hombre. Once personas que dejan atrás sus raíces, una vida entera, y que tratarán de emprender una nueva vida a 4.000 kilómetros del lugar que se han visto obligados a abandonar.
Si el viaje de vuelta se da sin muchos contratiempos, la expedición llegará a Huelva sobre las tres de la tarde de este lunes. Atrás dejarán «el viaje de nuestras vidas», un viaje que ha logrado salvar a once. Allí quedan miles a la espera de la misma suerte.
Por el momento, los cuatro héroes onubenses están aprovechando el regreso para coordinar con voluntarios argentinos y españoles que siguen en Korczowa la salida de más refugiados. Feliz regreso y gracias por demostrar que los buenos somos muchísimos más, aunque los malos hagan más daño y ruido.