José Antonio Hispano Galvín volvía a ocupar la noche del sábado, un año después, el atril de la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío de Huelva donde “rendido al Simpecado de mis amores, porque ellos han querido que este año te pregone. No hay mayor dicha en el mundo pa´un hermano de Emigrantes que pregonar a su hermandad, hablarte y piropearte. Decirle al mundo entero lo que es ser de Emigrantes. Contarles nuestras vivencias, nuestras costumbres y hablarles, de nuestro camino a su aldea, nuestra forma de cantarle a la Reina marismeña como solo sabe Emigrantes”. Hispano se ha sentido dichoso de “decirle al mundo entero lo que es ser de Emigrantes«.
El acto estuvo presidido por el vicario episcopal para la Administración de los Bienes Diocesanos y Relaciones Institucionales, canónigo de la catedral, párroco de Nuestra Señora de la Merced de Huelva y director espiritual de Emigrantes, Jaime Jesús Cano; el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz; el presidente de Emigrantes, José Francisco Garrido; y por el hermano mayor José Antonio Ortiz. Contando también con miembros de la corporación municipal.
Su ‘compadre’ José María Carrasco Salas fue el encargado de presentar al pregonero señalando que “después de varios años sin romería, en esta casa de hermandad, orgullo de todos los rocieros, recién inaugurada, en su patio, corazón de amor que hoy está latiendo de una hermandad viva, deseosa de escuchar y que nos anuncien, que nos pregonen, que nos alaben a Nuestra Madre del Rocío y a nuestra Hermandad de Emigrantes. El pregonero conoce lo que significa esta responsabilidad, dado que al igual que nuestro José Antonio Ortiz también ha sido hermano mayor”.
No olvidó Carrasco el año que Hispano fue hermano mayor, con aquellas convivencias que organizaba en la casa de hermandad del Rocío donde Emigrantes “brilló y en donde todo el mundo quería estar”.
Dijo de él que es un “ser excepcional” y recordó la figura de su padre, Ramón Hispano, peregrino de a pie de los que llevaban su bocadillo y su agua en la mochila, “del tal palo tal astilla”, “una de esas personas que aman a su hermandad”. Insistía que al pregonero le gusta presumir de su hermandad y como dice la letra de “hablando de Emigrantes se me va el tiempo”.
Tampoco quiso dejar atrás a Maite Ortiz, esposa de Hispano, “gran rociera que no le gusta destacar. De esas personas buenas de verdad, una persona que sabe escuchar y da buenos consejos. Una gran mujer que siempre tiene una sonrisa y te entrega el corazón sin pedirte nada a cambio”. Tampoco olvidó a Elisam, un crío saharaui, que estuvo un año, junto a la familia Hispano e incluso vistió su traje de corto en El Rocío.
“Pregonar a Emigrantes no es una cosa banal”
Hispano inició su pregón con las sensaciones que sintió cuando le comunicaron que sería el pregonero de la romería de 2022, “desde ese momento mi cabeza no paraba de pensar, de imaginar, de ordenar ideas. Mi corazón latía con un ritmo diferente. Mis latidos sonaban con el compás de un tambor tocando al alba. He de confesarlo, esa noche no dormí. Grande, muy grande, sería ese reto para mí. Jamás pude imaginar que sería pregonero de mi hermandad. Ilusión, mucha ilusión, pero con mucha responsabilidad, que pregonar a Emigrantes no es una cosa banal.
Mirando un bello retrato, que de Ella tengo en mi casa, le recé pidiendo consejo, para ver como afrontaba, este tan difícil reto. ¿Qué decía?, ¿qué contaba?, ¿cuánto tiempo duraría?, o ¿por dónde lo empezaba? Dímelo tu Madre mía, tengo en Ti fe y esperanza. Dime ¿qué quieres que diga?, dime Tú Paloma Blanca. ¿Qué le digo a nuestras gentes?, ¿uno algunas sevillanas, que vi que en algunos pregones había a quien le funcionaba? Y buscando tu mirada, esa que tiras al suelo pa´mirarnos cara a cara, sentí un escalofrío e intuía que me hablabas, notaba como un susurro que me llegaba hasta el alma. Me decías: José Antonio no busques fórmulas raras. Que tu pregón sea ese, ese pregón que soñabas.
Sé tú mismo, nada inventes, di lo que te salga del alma. Fácil lo ves madre mía ¿Tienes en mí confianza? ¿En mí?, Reina del Rocío ¿En mí?, mi Paloma Blanca. Déjame buscarte en sueños, déjame que en hojas blancas yo escriba en este pregón, lo que a Ti contar te gustara. Madre mía del Rocío, sin buscar aplauso fácil, con humildad y con ganas, quiero buscar la emoción, un escalofrío y con calma, que Emigrantes sea esta noche bella estrella de alborada. Quiero que aquel que me escuche, se sienta cerca del cielo, que recuerden sus vivencias, se acuerden de los que se fueron, porque de nuestra hermandad, ellos fueron los primeros. Pues nada, Señora mía.
Llegó la hora esperada, no te muevas de mi lado, que necesito tu calma. Dame fuerzas y valentía, para que mi voz quebrada, supere esta misión y a tus plantas deposite mis poemas y también mis alabanzas. Ya se me fueron los nervios, mi cuerpo ya tengo en calma. Vamos a empezar Señora, vamos que Emigrantes anhela, que romería tan esperada, después de este mal sueño, por fin sea pregonada. Que este año Emigrantes, por fin vuelva a ver tu cara, frente a su concha de plata, ese lunes de mañana”.
Hispano no olvidó los orígenes de la filial rociera señalando que “son más de 50 años los que pasaron desde que unos paisanos, regresaran de buscarse la vida lejos, allá por tierras alemanas. Traían en sus maletas vivencias buenas y malas. Ya se acabó ese dolor de estar fuera de sus casas. Y entre todas sus pertenencias, habían 2 que destacaban. Una foto en blanco y negro, a la que ellos rezaban y un Simpecado verde, que un almonteño pintara.
Y estoy seguro, seguro, que ni a soñar que se echaran, pensarían ese grupo de emigrantes, cuando estaban en Alemania, que hoy serian hermandad, que Emigrantes se fundara para que aunque se encontraran lejos, nunca sus mentes dejaran de pensar en una Pastora, que reina por siempre en las almas de todos los rocieros, que tienen en Emigrantes su casa”.
Plegaría del niño
“¡Hispano!, ¡Hispano! ¿Por qué somos de Emigrantes? Mira Javier, cielo mío. Esa pregunta que me haces, trataré de contestarte, aunque poco he de decirte, teniendo en casa a tu abuelo y a tu padre. Ser de Emigrantes es un sentimiento muy grande, es soñar con una concha que navega entre los pinares del entorno de Doñana, que va en busca de una Madre.
Que a la vez es Pastora, es Reina y es esa buena mujer, que te cuida para que nada te pase. Ser de Emigrantes es soñar con tres pinos que nos hacen de ermita para el Simpecado en una noche inolvidable. Es dormirse sonriendo, pensando en poder pasearte en tu caballo campero, vestido de corto y pararte entre carros y tractores, siempre sabiendo que delante va quien da a todo sentido, que en la concha va la Madre de todos los rocieros de la hermandad de Emigrantes. No sé si lo has entendido.
Te lo voy a explicar más fácil. Ponte frente al Simpecado Mira a la Virgen y al Niño ¿A que tus vellos se erizan? ¿A que sientes escalofríos? Sobran las explicaciones, que en tu cuerpo ya has sentido, lo que siente un Emigrante, por eso, cariño mío, ya puedes decirle al mundo, ¡que de Emigrantes has nacido!
Como señalara al inicio el pregonero fue narrando las vivencias de un año de hermandad por el final, “para mí es el principio y por eso voy a narrar, esta historia a mi manera, empezando por detrás”. El vacío de la aldea, el camino de regreso, su paso por el Ayuntamiento hasta llegar a la capilla, la elección del nuevo hermano mayor, las fiestas Colombinas, El Rocío Chico, la festividad de la Virgen de la Cinta, Patrona de Huelva, donde no faltarán las voces del coro de Emigrantes para cantarle a su paso por el barrio de Las Colonias, de la festividad del Pilar, Patrona de la Guardia Civil, noviembre donde se recuerda a todos lo que ya disfrutan de las marismas eternas y el segundo domingo de este mes donde la Virgen y Almonte esperan la llegada de la hermandad de las flores.
Llegará diciembre, mes de la Purísima Concepción, de reuniones de amigos y familiares y del nacimiento del Pastorcito Divino, febrero, mes de la Candelaria y con la llegada de la primavera conmemoramos la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, donde volveremos a vivir el reencuentro con nuestra Señora de los Dolores, titular de la Hermandad de La Lanzada. Pasadas esas señaladas fechas comienzan los preparativos de familias y peñas para preparar sus carros. alcanzando el momento de celebrar el triduo y la función principal, preparatorios para Pentecostés. Tendrá lugar el pregón y pasado unos días el sorteo de carros.
El 1 de mayo nuestro Simpecado subirá al El Conquero para que la Virgen Chiquita vuelva a tenernos a su lado. Viviremos el miércoles de salida, haciendo nuestro tradicional recorrido hasta llegar a la aldea.
Hispano recordó en su pregón a personas que ya no está y otras que forman parte de la gran familia de Emigrantes como Beni, Manuela, Joseli, general Hurtado, Manolito Rechina, la tita Adela, Matías Aceitón, Gregorio, Paco Cruz, Enrique, Plate, Llenos, Cristóbal, Venancio, Manoli, Antonia ‘La Carriona’, Juan, José Brioso, Antonio Barneto, Manolín Coronel, José Vizcaíno, Antonio Báñez, Mancojito, Juanma Vaz Rey, Mari Carmen, Anita, Jaime y José Manuel.
“De mujer a mujer”
Uno de los momentos más emotivos del pregón fue cuando el pregonero narró la historia de María y José, esta “ya le tiene preparada a José esa camisa que durante un año estuvo guardada en su ropero, unos vaqueros y su pañuelo de hierba. Junto a su cama dejó esas botas de seguridad para que sus pies no le hieran. José se cambia y la mira ¡María!, ¿te vienes? Me voy a saltar la reja.
Ella con la mirada agachada, muy flojito le contesta: ¡tira pa´lante José! ¡Es tarde, vete a por ella! María mira su reloj, sabe que la hora está cerca. Ella que todos los días del año sueña como su Paloma vuela. Sabe que la ermita está llena de hombres, tan solo de Ella, se va acercando la hora, y tiene que estar junto a Ella. Coge su toquilla negra. Dice a los suyos ¡me voy! Y luego, luego encaja la puerta. ¡espera Paloma Blanca! ¡espera que ya estoy cerca! La Virgen parece escucharla, y hace que se calmen las fieras, fieras que son esos hombres, hombres tan solo de Ella. Y cuando llega al pocito, Almonte salta su reja.
Se empina buscando su cara. Ve la cara de su Reina. Repicando están las campanas, mientras se asoma a la puerta, la Reina de las Marismas, la más bonita almonteña. María rompe a llorar, que ella es mujer de la Virgen y solamente de Ella. María se pone a su lado, hasta que llegando a Huévar, sale José de su paso, empapaito en sudores, que son esas aguas benditas, con la que la Virgen riega, a esos hombres de la Virgen y solamente de Ella. Se abrazan y se dan un beso, no se apartan de su lado, no se mueven de su vera, y escuchan una a una las salves, que en los simpecados se le rezan.
Toda la noche María se pasa pendiente de Ella, como mujer y madre que es, para que nada le pase ni a su Pastor ni a su Reina. Porque es mujer de la Virgen, y solamente de Ella. Le aguanta el tabaco a José, cada vez, que como se dice en Almonte, él va a dar un rempujoncillo en los bancos de la Pastora almonteña. ¿Qué sería de Almonte y de sus hombres de la Virgen, sin sus mujeres de la Virgen y solamente de Ella? Que nadie mejor con la Virgen se entiende. Que nadie mejor habla con Ella, que esas mujeres de la Virgen y solamente de Ella. Una vez pasa por la Palma, vuelve a salir José y vuelve a encontrarse con ella. Josémira a María a los ojos, ojos que de lágrimas se llenan. ¡Dime, ¿qué pasa María?! Parece que no estés contenta, tú que te pasas el año soñando estar a su vera. María a él fuerte se abraza, mientras su cuerpo le tiembla. ¡vamos José un poco pa´fuera! El no sale de su asombro y de su mano no la suelta.
Se apartan del griterío. ¡María, por Dios! ¡Venga, cuenta! ¡Dime ya lo que te pas! Y María le contesta: Tú no te alteres José, aunque lo que voy a decirte, debes tomarlo con fuerzas. Sé que voy a superarlo Que yo ya lo hablé con Ella. Dice que de mí no se va a apartar, como yo nunca me aparto de Ella. Mira José, compañero. ¿te acuerdas que el mes pasado dije que iba a hacer mandados, y cogí el Damas pa´Huelva? Fui al médico al notarme unos pequeños bultitos, para que me hicieran pruebas. José cambia de color y balancea su cabeza. María lo coge por la barbilla ¡José! Levanta la cabeza Que no va a pasarme nada Que yo ya lo hablé con Ella Que tenemos que criar a esas niñas tan bellas. José se derrumba en el suelo y María con entereza, lo levanta y le da un beso. Le dice: ¡venga, a por Ella! Que eres hombre de la Virgen y tienes que estar con Ella. José la mira de arriba a bajo, admirando su entereza.
Aprieta fuerte sus manos y vuelve al paso de la Reina. María con la cabeza agachada, vuelve a su casa rezando, entra y encaja la puerta. Entra en su cuarto a oscuras, donde solo hay un cuadro, al que le alumbran dos velas. Se desprende de su toca, de esa su toquilla negra. Mira a los ojos de la Virgen y en su cama se sienta a hablar con Ella. ¡Madre! Aquí me he venido, porque te necesitaba un rato, para hablar contigo a solas y hay mucha gente ahí afuera. ¿Quién soy yo para pedirte, que nada tú me prometas? Pero, ¿a que voy a curarme? ¿a que sí, mi madre buena? Y sabes que no es por mí Lo sabes Reina almonteña Te lo pido por los míos Dales también a ellos fuerzas Ya sé que estás a mi lado Tu siempre estás a mi vera Sabes que no tengo miedo Que sea lo que el Pastor quiera La Virgen le sonreía, parecía hablar con ella. Hablaban como dos amigas, María y la Reina Marismeña.
De mujer a mujer hablaban, y parecía darle respuesta. ¡María, no te preocupes! ¡Ve a por José que te espera! María cogió su toquilla y sin ni apagar las velas, volvió a salir a la calle. Volvió en busca de su paso y cuando de las camaristas la Virgen estaba cerca, en ese instante salía José de llevar a su Reina. ¡Ven aquí José, cariño! Que vengo de hablar con Ella. Me dijo no te preocupes Me dijo vete a mi vera José, la tomo del brazo, dio dos voces a su pueblo, para que un hueco le hicieran. Almonte, que en eso es sabio, hizo un sitio en su costero para que María fuera aún más cerca de la Virgen, aún mucho más cerca de Ella. Que la Virgen del Rocío, la misma Señora es estando en su paso de plata o en esa foto en un cuarto para que sus hijas le hablen, siempre de mujer a mujer”.
Terminaba su pregón Hispano diciendo “hermanos mi trabajo está hecho Este no fue mi pregón. Bastante privilegio he tenido pudiendo pregonar a voces ¡soy de Emigrantes! Este fue vuestro pregón porque yo no hice más que contar mis vivencias con vosotros y con los que se fueron con Ella y en el cielo hacen hermandad. Todos los pregones terminan el pregonero diciendo:¡He dicho! Pero yo me niego a hacerlo. Quizás por dignidad o por capricho. Este pregón rociero fue el pregón de mis hermanos Y lo mismo que bajé de mi yegua Dejadme salir de este atril y que este pregón lo acabe diciendo a todo el que quiera escucharme ¡este pregón se acabó! ¡hermanos! ¡lo ha dicho Emigrantes!
Acompañaron al pregonero al cante Gema Evora y María José Antero, el grupo Esteros y el coro de la Hermandad de Emigrantes, cerrándose el acto con la entrega de unos obsequios al pregonero y al presentador y con el canto de la Salve y los vivas del hermano mayor José Antonio Ortiz.