El patio del Centro Cultural Casa Grande de Ayamonte fue el escenario elegido para la presentación del poemario “La luz y la palabra” de la autora Ana Lechuga. Su último poemario, publicado en la colección “Los Libros del Estraperlo”, libro de autor, en la editorial Wanceulen de Sevilla.
El acto se celebró a la caída de la tarde, escapando a un calor injusto para estos días y que había que saber combinar con algún que otro medio refrescante. Paloma Ogayar fue la encargada de abrir este evento cargado de emotividad y, a la vez, quien fuera dando paso a los distintos participantes.
El primero en tomar la palabra fue Juan Ogayar, nieto de la autora, quien supo enlazar el cordón familiar con el meramente poético. Palabras de elogio tanto para su abuela como para su poética. A continuación fue la propia autora quien desmenuzó cada uno de los capítulos que contiene el poemario, así como alguna sugerencia a la hora de buscar algún poema. Ana Lechuga, siempre próxima, supo introducirnos en algún soneto y en algunos versos libres que quiso regalar a quienes les acompañaron en esa noche.
Paloma, responsable de la organización de esta presentación, nos sorprendió a todos cuando hizo salir al atril a Bella, vendedora de la ONCE, que leyó uno de los poemas con su lectura a través del braille. Esther Martin, de AFAJE (Asociación de familiares y jóvenes especiales de Ayamonte), también leyó un poema poniéndole toda la emoción a sus palabras. Y finalmente, Juan Martínez, de la Asociación Cultural de sordos de Huelva, nos emocionó de manera especial al transmitirnos esas sensaciones que solo una lectura poética a través de signos puede hacer. Juan repitió el poema pero en esta ocasión a la misma vez que Greta, nieta de la autora, leyéndolo de manera conjunta.
Por su parte, la concejala de Cultura, Remedios Sánchez, dirigió unas palabras a los presentes, a la vez que agradeció lo emotivo del acto, lo próximo e inclusivo del mismo y la satisfacción de seguir viendo a los poetas en ese patio que ya forma parte de ellos.
Una velada muy especial y donde Paloma quiso convertir ese espacio de noche en un espacio especial al darle casi todo el protagonismo a unos poemas integradores y que fue una lección de “inclusión real”, como dijo la propia Paloma Ogayar. La entrega de flores a los participantes y la clásica foto de familia fueron el punto y final a una noche de verano muy afectiva y cariñosa.