Miguel A. Ruiz de Vargas, a sus 89 años de edad, ha recibido el reconocimiento de su pueblo con la rotulación de una glorieta, la más cercana a la vivienda del homenajeado.
Una iniciativa que partió de las hermandades locales, quienes entendieron que el nombre de Miguel A. Ruiz de Vargas merecía quedar plasmado en algún punto del caso urbano, propuesta que se registró en el Ayuntamiento de Hinojos y el pasado 27 de octubre se aprobó en pleno, por unanimidad de toda la corporación municipal.
Las hermandades locales motivaron la propuesta atendiendo a las innumerables muestras de generosidad que Miguel A. ha realizado, con numerosas familias del municipio a lo largo de su vida y, en los últimos años, con el patrimonio cultural y religioso de la localidad, considerándose así un preservador y benefector del municipio hinojero.
Inmensamente emocionado, Ruiz de Vargas ha salido de su casa señorial rodeado de grandes amigos, de sus familiares y numerosos vecinos y vecinas, quienes han querido asistir a la cita para demostrar el afecto y la estima hacia su persona.
El acto ha estado presidido por el alcalde de Hinojos, Miguel A. Curiel, quien ha asegurado que no tuvo ninguna duda en acoger la iniciativa y reconocer esta merecida mención.
Entre las intervenciones del acto institucional, cabe destacar las palabras de Fernando Gamero Sánchez, cuñado de Miguel A., quien reconoce que su hermana Maruja también formó parte de esta labor de mecenazgo con el pueblo de Hinojos, sin evidenciar el enorme corazón del homenajeado, a quien describe como “hombre con corazón de oro y alma de torero”. Miguel A. Ruiz de Vargas fue matador de toros en su juventud, aunque más tarde centro su vida profesional en la gestión de la banca.
Asimismo, Fernando Gamero, ha recordado que Miguel A. es sobrino-nieto del reconocido Juan Francisco Muñoz y Pabón, escritor y canónigo de la catedral de Sevilla que aportó gran valor cultural a su pueblo. En este sentido, su cuñado ha querido destacar que Ruiz de Vargas ha mantenido esa herencia familiar a la hora de contribuir con el patrimonio de su municipio, y lo ha hecho con todas las hermandades locales y la Iglesia Parroquial, debido al profundo amor que siente por sus raíces y su pueblo.
Así lo ha manifestado el propio homenajeado, colmado de emoción ha expresando sus sentimientos por el pueblo de Hinojos; en sus palabras “un pueblo que me ha llenado de grandes satisfacciones”.
Su sobrina Carmen Echevarría, ha recalcado el delicado estado de salud de su tío, y ha agradecido enormemente esta distinción, porque según nos cuenta, “está siendo la felicidad de sus últimos días”.
El acto ha finalizado en el patio del anfitrión, quien ha invitado a todos los presentes para festejar su reconocimiento y agradecerles el cariño que han mostrado hacia su persona. Entre los invitados cabe destacar la presencia del cura párroco, el juez de paz, representantes de todas las hermandades locales y miembros de la corporación municipal.
Donaciones de Miguel A. Ruiz de Vargas a las instituciones religiosas de Hinojos
Además de dar importantes donativos en las fechas señaladas del calendario litúrgico, en la última década, Miguel A. Ruiz de Vargas ha sufragado el arreglo de la campana de la Ermita del Valle, ha abonado (casi la totalidad) del plateado de los cuatro candelabros de paso de la Hermandad del Rosario, ha comprado todas las rejas y persianas de la nueva Casa de Hermandad del Rocío, a lo que se suman los azulejos de cerámicas que hacen alusión a su tío Muñoz y Pabón y a las sevillanas del célebre escritor, populares entre las sevillanas rocieras.
Asimismo, ha contribuido en la Casa de Hermandad de Vera+Cruz y Esperanza con la donación de la campana mayor, mientras que a la Hermandad de la Soledad la ha gratificado con el dorado del nuevo trono del paso de Gloria. A esta hermandad también le ha donado una pareja de reclinatorios muy antiguos y, este año, le ha regalado una fotografía original de la Virgen de la Soledad que él tenía en su cabecera de matrimonio, una imagen anterior al año 1900.
Para la Iglesia Parroquial de Santiago, Miguel A. Ruiz de Vargas compró un mesa de credencia, su familia pagó un banco nuevo tras la restauración del templo, ayudó con la restauración de la capilla bautismal, lo que permitió que los bautizos se celebraran en su lugar de origen, haciendo uso de la pila de mármol rosa que también tuvo que ser restaurada. Una de las últimas aportaciones ha sido el Vía Crucis que hoy día podemos ver en el interior de la parroquia, y en esta se destaca la vidriera de colores que da a la fachada del edificio religioso, un regalo que hizo en memoria de su tío Muñoz y Pabón, como promotor de la coronación de la Virgen del Rocío en 1919.