En una emotiva ceremonia, bajo el resplandor del sol, la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío de Huelva se congregó para acompañar a su Simpecado en su retorno al santuario de la Patrona de Huelva, la Virgen de la Cinta. Este acto, lleno de amor y devoción, marcó una vez más la tradición de depositar a los pies de la Virgen flores que simbolizan el fervor de sus fieles.
María Isabel Jesús Morán, vocal de cultos de Emigrantes, emocionó a los presentes al pronunciar unas palabras que resaltaron la importancia de renovar el compromiso de fe y fortalecer los lazos fraternales con las hermandades de Emigrantes y la Cinta. En su intervención antes de la Eucaristía, Morán recordó la enseñanza de Cristo sobre la unidad y la importancia de dar frutos en comunión con Él.
La celebración de la Eucaristía estuvo presidida por el vicario parroquial de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Huelva, Álvaro Gómez Marín, acompañado por José Manuel Barral Martín, párroco del Sagrado Corazón de Jesús y ex director espiritual de la hermandad. Durante la misa, el coro de la filial rociera deleitó a los presentes con su música, mientras que la escuela de tamborileros añadió un toque especial a la ceremonia.
En su homilía, Gómez recordó la próxima peregrinación de Emigrantes hacia la aldea almonteña para reunirse con la Virgen del Rocío, así como que la devoción popular dedicada a la Virgen María el mes de mayo. señalando que “la devoción a la Virgen María es una gran brújula que tenemos para ser buenos cristianos. La Virgen María es una nuestra Madre y nuestra maestra”.
El vicario parroquial también aprovechó la ocasión para recordar la importancia de rezar por los trabajadores en este día del trabajo, pidiendo salarios justos y dignos para todos. Finalmente destacó la importancia de la oración e invitó a todos a orar en cualquier momento del día, así como participar de todos los sacramentos.
Manuel Jesús Évora, vocal de juventud de Emigrantes, tomó la palabra durante el ofertorio para expresar el profundo significado de las flores ofrecidas a la Virgen María, como símbolo de amor y devoción.
La jornada culminó con una visita al convento de las hermanas Oblatas, donde la comitiva de Emigrantes compartió momentos de convivencia y música con las hermanas, rezando una Salve en honor a la Virgen y entonando sevillanas que fueron recibidas con gran alegría.
Este emotivo encuentro reflejó la profunda devoción de la Real Hermandad de Emigrantes hacia la Virgen de la Cinta y su compromiso de mantener viva la tradición y la fe en cada gesto y acto de amor, sin olvidar su profunda admiración hacia las hermanas Oblatas.