El Patio de los Guzmán del Castillo de Niebla registrará este sábado un lleno absoluto en la clausura de la 39 edición de su Festival de Teatro y Danza. El espectáculo ‘Medusa’, coproducción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Pentación Espectáculos y Coribante Producciones, colgó hace semanas el ‘no hay billetes’.
Con dirección y texto original de José María del Castillo y con Victoria Abril como protagonista en el papel de Medusa, en la función de Niebla será el director quien interprete a Perseo, sustituyendo a Adrián Lastra, que se ha visto obligado a suspender su actuación tras sufrir hace unos días un accidente de moto, tal y como ha informado el propio actor en sus redes sociales.
‘Medusa’ se estrenó el 31 de julio en el 70 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida Comparten reparto principal Ruth Lorenzo, como oráculo y Mariola Fuentes como Atenea,. En total subirán al escenario diez intérpretes y cuatro figurantes.
La representación aborda la narrativa de Medusa, el temido monstruo de la antigüedad con cabellos de serpiente y mirada petrificadora para todo aquel que osase mirarla, que muere decapitada por el héroe Perseo, quien entrega la cabeza de la gorgona a la diosa Atenea como símbolo de Victoria. “Así nos han contado siempre la historia, pero… ¿y si los hechos nos los narrase la propia Medusa?”
La propuesta reformula el mito clásico para profundizar en el pensamiento social inducido, las apariencias, el miedo a lo diferente y el valor de la integridad en una sociedad que no ha cambiado tanto a pesar del paso de los siglos. A través del humor y la tragedia, la música, la voz, el movimiento y la plasticidad de una puesta en escena multidisciplinar contaremos el mito desde el lugar del vencido, el antihéroe, revelando así la otra cara de toda moneda, que mantiene su valor sin importar el lado que mires.
Con una puesta en escena mordaz, irónica, trágica, divertida a veces, contundente y reveladora para dar la vuelta al orden establecido, la obra pone el foco en el valor de lo que debe estar silenciado, pero que grita una verdad que desea ser escuchada. La verdad de Medusa, La Gorgona.
La que sin duda será una gran noche en el Castillo de Niebla cerrará una edición marcada por la calidad de las compañías y los espectáculos, así como por un público amplio y fiel, amante de la cultura y formado tanto por personas de la provincia de Huelva como por quienes la visitan durante los meses estivales.
La única Gorgonas mortal y la más bella de sus hermanas
En una puesta en escena multidisciplinar, el texto vendrá apoyado por temas musicales compuestos por el maestro Alejandro Cruz Benavides e interpretados en vivo por la cantante Ruth Lorenzo. El elenco jugará en todo momento con una gran expresividad corporal, acompañada de la danza contemporánea coreografiada por el galardonado internacionalmente Aleix Mañé, reformulando el clásico coro griego y dotándolo de la fuerza de la contemporaneidad del texto y su ruptura. A nivel escénico, el personaje de Medusa romperá la cuarta pared para hablar directamente con el público y hacerlo partícipe de su propia historia.
Medusa es uno de los personajes más anecdóticos que existen en la mitología griega. Era una de las tres Gorgonas e hija de Forcis y Ceto. Pero Medusa tenía una característica que la diferenciaba del resto de las Gorgonas: era la única mortal y la más bella de sus hermanas.
Su belleza fue tan grande que llegó a deslumbrar a Poseidón, quien al verse enamorado de Medusa decidió violarla en el templo de Atenea donde la joven ejercía como sacerdotisa de la diosa. Esto provocó una rivalidad entre el dios de los mares y Atenea, quien al enterarse de lo ocurrido en su templo decidió castigar a Medusa.
La maldijo y la transformó en un monstruo como sus dos hermanas, Esteno y Euríale. Las Gorgonas habitaban en el extremo Occidente, cerca del reino de los muertos. Sus cabezas estaban pobladas por serpientes, tenían colmillos de jabalí, manos de bronce y unas doradas alas que les permitían volar. De sus penetrantes ojos salían chispas y quien los miraba se convertía en piedra. De esta manera, Medusa fue desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas.
De aquel idilio fortuito que hubo entre Poseidón y Medusa, surgió un embarazo, lo que no hizo más que incrementar el rencor de Atenea, que ordena a Perseo que mate a Medusa. Perseo, en su misión, usó un escudo muy brillante que le proporcionó Atenea para evitar mirar a la Gorgona a los ojos y quedar petrificado, guiándose sólo por su voz y su reflejo. Finalmente, asestó un golpe crucial con su espada sesgando la cabeza de Medusa en un solo acto.
Con este corte, a través del cuello de Medusa, salieron sus hijos, el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. La cabeza de Medusa fue para Atenea, que la utilizó como escudo en todas sus batallas, como hiciera Perseo para rescatar a Andrómeda y poder matar a Polidectes. La sangre derramada en la decapitación de Medusa fue celosamente guardada para fines que sólo los dioses conocían, ya que la sangre de su vena izquierda venía a representar un veneno mortal, y la de su lado derecho, tenía características sanadoras que se utilizaba incluso para poder resucitar a los muertos.