17 noviembre 2024

Pedro Rodríguez, arquitecto del onubensismo

Pedro Rodríguez es «feliz». Así define su nueva vida el que fuera durante 20 años alcalde de Huelva, (1995-2015) seguro de que esta etapa la está viviendo en «plenitud intelectual». Se dedica a escribir un blog, cuidar de los nietos y hacer más ejercicio en largos paseos junto a su mujer por una ciudad que una vez vio crecer y de la que se siente orgulloso.

A Pedro Rodríguez se le considera el arquitecto del onubensismo. En un lugar en el que la ebullición laboral del Polo Químico dibujó el inicio de una ciudad, había más población foránea que nacida en la capital de la provincia, y por tanto no había sentimiento de identidad. Pedro Rodríguez construyó ese sentimiento ladrillo a ladrillo cimentado en el Recreativo, las hermandades de Semana Santa, la devoción a la patrona y el patrón. No esconde esa Huelva amasada bajo sus manos, se enorgullece.

El exalcalde está preocupado por las actividades de su ciudad y sigue pendiente de la actualidad, pero más como un ciudadano interesado que como un político, de lo que tampoco reniega. «Veo la política como algo positivo, inherente al ser humano, el hombre es un animal político en cuanto que se relaciona con los demás».

Pedro Rodríguez

No echa de menos la alcaldía. Sabe que fue una etapa de 20 años «de servicio público, 24 horas para los demás, y ahora tengo otra etapa en la que más me dedico a mí y a los que están más cerca».

Pedro Rodríguez se forjó como fotógrafo en la tienda de su padre. Fotos Rodri era más que una tienda, era un escaparate social en la que la gente se detenía a contemplar sus instantáneas y saber de la vida social del municipio en el que residían. En la tienda se exhibían la fotografías que su padre hacía para el periódico Odiel, el único que se distribuía en la época en aquella Huelva de antaño, y los lunes había colas para ver la foto del Recreativo de Huelva.

Él aprendió el oficio con devoción y también paseó su cámara, también la de Televisión Española de la que era corresponsal, otra profesión que aprendió cursando sus estudios en Madrid y haciendo sus pinitos en este dulce y sacrificado oficio. Cuando su padre falleció a los 65 años de edad (lo recuerda como una persona entrañable que vivió para Huelva) se dio cuenta de que el periodismo estaba mal pagado y que tenía más futuro en la tienda. Se rehízo, se formó adaptándose a las nuevas y complejas tecnologías que el mundo de la fotografía le iba trayendo y así creció llegando a tener cuatro tiendas y 14 empleados. «Alguno ganaba más que yo como alcalde», dice entre risas.

Como periodista, recuerda, visitó muchas veces Doñana junto al Rey Juan Carlos I incluso antes de ser rey y recuerda también las inundaciones que en una época anegaban la barriada de Marismas del Odiel. Dice que alguna vez ha soñado con los sollozos de una mujer que lo había perdido todo mientras su lavadora deambulaba por el piso flotando sobre el agua. Lo vivió una noche, tomando una taza de café solo en la barriada, mientras el resto de Huelva dormía.

Perico7

Pedro Rodríguez y el nacimiento del periquismo

Pedro Rodríguez dijo sí a la política porque siempre ha tenido una «gran sensibilidad social» hacia las personas que peor lo pasaban (nombra las drogas y el alcohol como dos causantes de ese delirio) y esa «solidaridad» le empujó a aceptar la llamada de la política cuando lo tocaron, sabedor de que es una actividad «absolutamente esencial» y ahora cree que incluso estaba «predestinado» porque fue una etapa «también muy feliz».

«Ser alcalde me ha permitido estar junto a los onubenses, y junto a un gran equipo que conformaban mis concejales y me ha permitido gestionar el cambio humanístico, social y cultural de Huelva».

De lo que se siente más orgulloso Pedro Rodríguez es de la construcción del onubensismo, de construir una forma de querer a una ciudad, con lo bueno y con lo malo, y para ello se apoyó en lo que hoy son los pilares de ese sentimiento.  Las tradiciones, no han sido baladíes, han creado una conciencia de Huelva y el participaba de todas ellas, ahora, asegura, lo sigue haciendo como ciudadano común. Por ello, tiene entre sus recuerdos los ascensos de Recreativo, o las coronaciones de varias vírgenes (Esperanza, Victoria y Los Dolores) como momentos únicos que ayudaron a construir identidad.

En el lado, «no todo se puede hacer bien cuando se gobierna» tiene alguna espinita clavada con la central de Ciclo Combinado de Endesa y una ciudad dividida, «ahí lo pasé muy mal», asegura. Pero hoy mira a Huelva y ve «una ciudad más allá de sus avenidas y fuentes, veo una forma de vivir», y ese es su legado.

 

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