Aprovechar la abdicación real para exigir un referéndum a favor de la república es comprensible, aunque no estoy tan seguro de que sea oportuno. Me parece que hay asuntos que primero hay que dejar solucionado y luego, a lo largo del reinado de Felipe VI, preparar el escenario para que esa coyuntura se pueda dar. Si el Rey se ha ido ahora y no después es porque hay asuntos ineludibles que afrontar y para los que él ya no está preparado, ni por su falta de prestigio ni por su salud. Su momento ha pasado y quizás también el de la monarquía, pero la sensatez debe llevar a los republicanos a esperar otro momento, cuando algunos problemas de hoy se estén encauzados y la estabilidad garantizada.
Felipe VI va a reinar 300 años después de que su antepasado Felipe V, el primer Borbón, provocara el problema territorial que todavía hoy padecemos. Sus Decretos de Nueva Planta llevaron a la eliminación de las instituciones propias de algunos territorios del reino, como fue el caso de Cataluña y, como es fácil ver, aún padecemos aquellas
consecuencias. La dinastía Borbón ha sido muy negativa en la historia del Estado español y ojalá con el nuevo monarca las cosas cambien para bien y se restañen muchas de las heridas abiertas. Después vendrá el momento de la causa republicana. Pero hoy, aquí y ahora, es prematuro y peligroso pretender un referéndum ante una situación sociopolítica enormemente compleja.
Por otro lado, la causa republicana carece aún de algunas patas porque los que hoy piden masivamente el referéndum, añoran la proclamación de una III República reedición de la segunda, cuyo final todos conocemos. Podríamos decir que la concepción republicana centrista o independiente no está organizada. Ese contrapeso es necesario para llegar a acuerdos sobre una nueva república en la que todos quepan y no solo quienes quieren preparar el camino hacia la sociedad socialista. Los que hoy muestran tanta urgencia hacia el republicanismo son partidos o movimientos que se han
apropiado hasta de los símbolos de aquella república y del concepto de su última época, la peor. Pero hay muchos otros republicanos que no están por esa labor y por lo tanto, no es momento de avanzar en la causa.
Por otro lado, no hay que olvidar que la abdicación del rey en estas fechas no es casual, sino porque los problemas del Estado son de tal calibre que es imposible que Juan Carlos pueda afrontar con éxito los momentos que se nos vienen encima. Tampoco pueden ser ajenos los resultados electorales de las europeas ni las encuestas que ponen en duda mayorías parlamentarias estables. Es cierto que el sistema quiere salvarse y seguramente se abrirá a reformas, quién sabe si incluso la constitucional. Cataluña es asunto que se va a tener que afrontar muy pronto y hasta que esa cuestión no esté solucionada es inútil pretender ir hacia la república, porque hacer coincidir el cambio de régimen con el intento de secesión de Cataluña y Vascongadas, nos colocaría en una situación insostenible y de consecuencias
imprevisibles.
El desprestigio del monarca y de la institución misma, el desapego de los ciudadanos hacia la monarquía y los partidos políticos tradicionales por causa de la corrupción; el enorme desempleo y los trabajos en precario con gran pérdida de derechos conquistados; la inestabilidad que puede provocar los casos catalán y vasco y un largo etcétera ha hecho recomendable el cambio de titular en la corona. Los republicanos deben esperar un momento de mayor sosiego y con algunos asuntos ya solucionados –el territorial desde luego-, antes de entrar en la batalla por la
honorable causa de una república de todos.
2 comentarios en «EL LABERINTO.
¿República ya?.
[Javier Berrio]»
Me parece que hay falta de cordura en quienes azuzan y promueven un cambio de régimen como si esto fuera una estampa de colección. República no es sinónimo de progreso ni de democracia ni de libertad, es sólo eso república. Son los partidos políticos a los que hay que cambiar, y creo que el gesto del Rey va por ese lado. SI dimito yo, tenéis que dimitir y cambiar vosotros.
Según comentarios en los medios de TV y radio, parece ser que S.M. El Abdicante, ya lo tenía previsto desde enero. Si hacemos un balance de sus 39 años de reinado, creo que la nota no bajaría del 7, es decir, notable. Como todo estudiante que tiene sus altibajos durante la licenciatura de su carrera, en esos 39 años, la licenciatura monárquica, también los ha tenido. Es más, ha gozado de vacaciones en yate y vacaciones de «ya te digo». El mismo Rey pidió perdón publicamente por sus últimos errores de su infortunado safari a Bostwana, no solo metiendo la pata, sino incluso partiéndolsela. Pero de estos fallos, seguro que el que será S.M. Felipe VI de Borbón y Grecia, habrá aprendido «cum laude». Pero los que no aprenden son los que claman por la vía del atajo (referendum no contemplado en la Constitución) la proclamación de la III República (Popular) pues son miles las fotos que hemos observado la que sería su bandera con la estrella roja de 5 puntas y puño de la mano izquierda cerrado y en alto el portador de la misma. Es decir, de una Monarquía Parlamentaria, plural, democrática y libertad para ejercer, opinar y y pertenecer a cualquier partido que repudie el terrorismo, pasaríamos a una especie de República caribeña y con un patrón económico que «perfecciona el caos». Por lo tanto, los republicanos (de cualquier tendencia) tendrán que esperar por lo menos a una nueva Constitución que permita ese referendum.