La última moda en política es la expulsión de los partidos políticos de sus afiliados corruptos. Tras el caso ‘Púnica’, el PP se ha puesto en marcha y parece haber entendido la necesidad de actuar así. Ya comenzó con las tarjetas opacas de Caja Madrid. Los otros, socialistas y sindicalistas, también han hecho la suyo y tanto socialistas como populares se acusan mutuamente –en honor a la verdad, más los socialistas-, de no terminar de limpiar sus partidos. Por otro lado, el PSOE se niega a firmar un pacto de Estado contra la corrupción con el PP a pesar de llevar casi un año negociándolo. Ahí se ve la sombra alargada de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y la falta de libertad para actuar de Pedro Sánchez, aupado condicionalmente a la secretaría general del PSOE, en gran medida, por la entrega de la federación socialista andaluza.
La pregunta es: ¿Por qué Andalucía no entra en la discusión de los hasta ahora dos grandes partidos del sistema? La verdad es que el sur les preocupa tan poco a unos y otros que no se paran a contemplar el nivel de excepcionalidad que se vive aquí. Más de doscientos imputados en el caso de los EREs, los cursos a UGT, etc., y nadie pide al partido socialista que expulse de su partido a esas personas. Cuando el Tribunal Supremo pide entender en los casos de los dos expresidentes de la Junta de Andalucía, Chávez y Griñán, es cuando la presidenta de la Junta dice que si son imputados tendrán que dejar sus cargos, Pero hasta aquí no había pasado nada. Andalucía preocupa tan poco a España que no le preocupa ni en esto.
La impostura de IU es impresionante. Gobierna, junto al PSOE, en la Junta de Andalucía y ni se le ha escuchado decir nada sobre las expulsiones necesarias en el partido de sus compañeros de viaje mientras Cayo Lara, en Madrid, pide al PP que se haga el harakiri. La corrupción es sistémica. El régimen es corrupto, la corrupción es un modo de operar en la Administración por parte de los partidos políticos. Han dado por hecho que el Estado es suyo y que el dinero público es algo que está a su mano. Ésto debería cambiar pero no será posible sin la refundación del Estado, como vengo escribiendo y diciendo hace tantos años. El problema ahora puede ser que debido a la dejación que los grandes partidos han hecho de las necesidades de los ciudadanos, puede, y solo digo puede, que esa refundación venga de mano de los menos indicados para llevarla a cabo, bien solos o acompañados por IU y un PSOE que se deje llevar por las circunstancias. Pero en fin, mientras estas cosas llegan o no, lo pertinente es pedir que en Andalucía el PSOE actúe del mismo modo que pide al PP en el conjunto del Estado y que el resto de fuerzas políticas presione a los de Pedro Sánchez para que presente un poco de honestidad política expulsando del partido a los imputados en el sur –a todos los imputados-, o al menos, que los suspenda de militancia.