Cuando los políticos andaluces hablan de Andalucía, parecen estar haciéndolo sobre una entelequia que no se entiende sin soluciones desde el gobierno central. Sin duda, si algo ha quedado claro de los debates celebrados, es que ninguno de los candidatos de las formaciones presentes en el parlamento, PP, PSOE e IU, sabe muy bien por donde va. En cualquier caso y con todas las distancias, he de reconocer que quien mejor lo ha hecho ha sido JM Moreno Bonilla, del PP. En cuanto a los otros, desde la derechísima VOX hasta UPyD, pasando por Podemos o Ciutadans, ninguno proyecta la calidad necesaria para gobernar un país como Andalucía, tan subdesarrollado en tantos aspectos.
Los líderes centrales de las formaciones españolas, se pasean ahora por Andalucía para arengar a nuestro pueblo desde los estrados de sus sucursales en el sur, ignorando al 100 por ciento que la nuestra constituye una comunidad diferenciada en todos los aspectos, incluso en el subdesarrollo. Como ninguno de estos líderes es capaz de dar solución global a esta tierra abandonada de todos, la abstención es una opción más que política porque constituye la protesta global a un sistema que nos mantiene en todos los pre imaginables
La carencia de listas abierttas, como he manifestado en otras ocasiones, es motivo más que suficiente para que después de más de treinta años de Estatuto, nos neguemos a participar en unas elecciones que nos obliga a elegir una lista entera sin poder diferenciar entre unos candidatos y otros. Además, la falta de respeto de todos los partidos –excepción hecha quizás del moderado PA-,por la causa andaluza, es otra razón más que suficiente para no caer en la trampa de continuar consagrando un sistema en el que no creemos.
Otra vez insistiré en mi discurso raíz,en los que necesitamos uno o varios partidos de carácter nacional andaluz donde los ciudadanos de Andalucía podamos vernos reflejados en nuestras necesidades y anhelos como pueblo, algo que hay que volver a insuflar en las mentes y corazones de los ciudadanos, una vez que las organizaciones españolas y españolistas han hecho lo indecible por acabar con nuestro espíritu emancipador.
Lo que hemos visto no puede por menos que animarnos a no asistir a unas elecciones que solo se han convocado para salvar el pobre papel político de Susana Díaz, presidenta de la comunidad, e intentar evitar un crecimiento mayor de Podemos. Lo que salga de estas elecciones, en poco va a beneficiar a Andalucía como territorio homogeneizado en su carácter y aspiraciones ni en las necesidades perentorias que presenta. Una baja participación pondría el dedo en la llaga del descreimiento general y en la necesidad de cambiar el sistema y, para los nacionalistas de verdad, tendría que suponer el pistoletazo de salida para la constitución de uno o más movimientos nacionales capaces de hacerse con el poder dentro de cuatro años, afin de organizar a Andalucía como país y ponernos en el camino de la modernización económica y productiva que tanto precisamos.
5 comentarios en «EL LABERINTO.
Opción abstencionista.
[Javier Berrio]»
Me recuerda esta postura la frase de Hamlet: «Ser o no ser, he ahí la cuestión»,
Si voto, ¿a quién voto?; si no «les voto», ¿porqué no les voto?; si voto en blanco, no «ayudo a ningún partido» pero tampoco hago nada por intentar mejorar la situación. Si no voto, por la Ley D’Ont, mi abstención beneficia al más votado, quizás al partido que menos me convence que gane. He aquí el dilema. Ser o no ser. Estar o no estar. Ir o no ir.
Me recuerda esta postura la frase de Hamlet: «Ser o no ser, he ahí la cuestión»,
Si voto, ¿a quién voto?; si no «les voto», ¿porqué no les voto?; si voto en blanco, no «ayudo a ningún partido» pero tampoco hago nada por intentar mejorar la situación. Si no voto, por la Ley D’Ont, mi abstención beneficia al más votado, quizás al partido que menos me convence que gane. He aquí el dilema. Ser o no ser. Estar o no estar. Ir o no ir. Estadisticamente no van a votar ni la gente muy mayor. Tampoco va a votar (hasta la fecha) la gente muy joven.El lunes, cuando amanezca «una hora antes» veremos si nuestra postura nos hace seguir llegando tarde.
Me recuerda esta postura la frase de Hamlet: «Ser o no ser, he ahí la cuestión»,
Si voto, ¿a quién voto?; si no «les voto», ¿porqué no les voto?; si voto en blanco, no «ayudo a ningún partido» pero tampoco hago nada por intentar mejorar la situación. Si no voto, por la Ley D’Ont, mi abstención beneficia al más votado, quizás al partido que menos me convence que gane. He aquí el dilema. Ser o no ser. Estar o no estar. Ir o no ir. Estadisticamente no van a votar ni la gente muy mayor. Tampoco va a votar (hasta la fecha) la gente muy joven, ya se sabe, anoche estuve de botellón y que dolor de cabeza (algunos casos) o mejor me voy de barbacoa (en otros casos).El lunes, cuando amanezca «una hora antes» veremos si nuestra postura nos hace seguir llegando tarde.
Me recuerda esta postura la frase de Hamlet: «Ser o no ser, he ahí la cuestión»,
Si voto, ¿a quién voto?; si no «les voto», ¿porqué no les voto?; si voto en blanco, no «ayudo a ningún partido» pero tampoco hago nada por intentar mejorar la situación. Si no voto, por la Ley D’Ont, mi abstención beneficia al más votado, quizás al partido que menos me convence que gane. He aquí el dilema. Ser o no ser. Estar o no estar. Ir o no ir. Estadisticamente no van a votar ni la gente muy mayor, ya se sabe, por lo molesto que es ir a no se que colegio que me pilla retirado. Tampoco va a votar (hasta la fecha) la gente muy joven, ya se sabe, anoche estuve de botellón y que dolor de cabeza (algunos casos) o mejor me voy de barbacoa (en otros casos).El lunes, cuando amanezca «una hora antes» veremos si nuestra postura nos hace seguir llegando tarde.
Me recuerda esta postura la frase de Hamlet: «Ser o no ser, he ahí la cuestión»,
Si voto, ¿a quién voto?; si no «les voto», ¿porqué no les voto?; si voto en blanco, no «ayudo a ningún partido» pero tampoco hago nada por intentar mejorar la situación. Si no voto, por la Ley D’Ont, mi abstención beneficia al más votado, quizás al partido que menos me convence que gane. He aquí el dilema. Ser o no ser. Estar o no estar. Ir o no ir. Estadisticamente no van a votar ni la gente muy mayor, ya se sabe, por lo molesto que es ir a no se que colegio que me pilla retirado. Tampoco va a votar (hasta la fecha) la gente muy joven, ya se sabe, anoche estuve de botellón y que dolor de cabeza (algunos casos) o mejor me voy de barbacoa (en otros casos). La franja de edad entre los 45 a 60 años que está más que harta de no ver nada que haya mejorado ostensiblemente en estos 35 años de Comunidad Autónoma, harán como Javier, para eso, me abstengo, mi tiempo es más importante que toda esa caterva de politicastros desnortados que bailan al son que les tocan desde Madrid, etc. etc. etc.El lunes, cuando amanezca «una hora antes» veremos si nuestra postura nos hace seguir llegando tarde.