Nuestro país afronta una crisis de abastecimiento de agua que viene desde 2014 y que se agravó en el pasado año por la falta de precipitaciones, y lo cierto es que eso nos afecta a todos.
No sólo hablamos del abastecimiento de agua a la población, sino también de cómo afecta esta sequía a los entornos naturales. Y está claro que en España contamos con entornos naturales impresionantes.
El Parque Nacional de Monfragüe y Reserva de la Biosfera de Monfragüe en Extremadura con sus más de 18.000 hectáreas; el Parque Natural del Cabo de Creus, que está considerando como el más bonito de España; y otros menos conocidos, pero con el mismo encanto como la Sierra de Salinas, un territorio compartido entre los municipios de Yecla y Villena que está en trámites para conseguir de forma oficial que se le declare como Parque Regional.
Pero, ninguno de los entornos nombrados cuenta con los paisajes de Doñana y este es uno de los más afectados en cuanto a sequía, puesto que a la falta de precipitaciones se le suma la sobreexplotación de este acuífero y la incorporación de nuevas zonas de regadío que se abastecen del agua del humedal de manera ilícita.
Es una pena, porque la combinación de espacios acuíferos y terrestres que presenta Doñana ofrece las condiciones ideales para presentar una fauna y una flora que en pocos lugares se puede contemplar.
En concreto, si nos centramos en la fauna, estamos hablando de 50.000 hectáreas en las que se pueden encontrar más de 300 especies de aves, la mayoría acuáticas, 37 especies distintas de mamíferos, 21 especies de reptiles y 11 de anfibios. Sin olvidarnos tampoco de las más de 20 especies de peces ni de los miles de invertebrados que resultan imposibles de catalogar. De entre todas estas especies, destacan el lince ibérico y el águila imperial, que recordemos que ambas están reconocidas por estar en peligro de extinción.
De hecho, dentro de Doñana puede encontrarse el Observatorio del Lince Ibérico, localizado en el Centro de Visitantes El Acebuche, lugar desde donde se pueden observar en cautividad y de forma gratuita las últimas poblaciones que existen de este felino tan amenazado a nivel mundial.
Aunque lo cierto es que, según el último recuento, la cantidad de linces supera por primera vez los 100 ejemplares en este entorno y se espera que con el paso de los años esta cifra pueda incrementarse, pero, para que esto sea así, hay que tomarse muy en serio el tema del agua.
Ni que decir tiene que todas estas especies se ven directamente afectadas por el problema de los regadíos. Al igual que la flora que predomina en ese Parque Nacional.
Pero lo que también predomina en Doñana son los cultivos de fresas, fresones y frutos rojos. Si bien es cierto que la conservación del entorno debería ser el valor número uno de esta agricultura, en la práctica, muchos de estos regadíos se abastecen del acuífero sin regulación alguna, por lo que desde hace años se ha declarado ya como oficialmente sobreexplotado. El mal uso del agua del suelo afecta a la calidad y la cantidad de agua de este lugar cada vez en mayor medida, y sumar el factor ambiental de la sequía por la falta de lluvias ha llevado a poner sobre la mesa del Parlamento andaluz recientemente una proposición de ley que pretende regular los cultivos del Condado de Huelva.
La propuesta de ley se ha acompañado junto con el planteamiento de poder crear una Oficina Técnica de seguimiento que tomará el rol de analizar cada uno de los terrenos para determinar si sus suelos pueden ser regados con aguas superficiales para evitar así coger el agua directamente del acuífero.
Todavía habrá que esperar para ver si esta ley se hace realidad o no y se ejecuta a tiempo para que mantengamos vivo el humedal más grande de Europa, ya que se calcula que actualmente su capacidad está por debajo incluso del 30%.
