Curiosamente, ha sido el voto secesionista de Cataluña el que ha frenado un tanto la clara tendencia abstencionista en las elecciones europeas. Abstención que se puede trasladar al conjunto de la UE, cuyas sociedades muestran de esta manera su hartazgo por unas instituciones continentales parasitarias y dañinas en sus políticas para muchos estados, como es el caso del español. Por cierto que, a pesar de la enorme movilización de su electorado, los que claman por la independencia en Cataluña no han logrado la participación ni del 50% de los votantes, algo que debería llevarles a la reflexión.
La derrota histórica del partido socialista contrasta con el hecho de que la sociedad ha votado mayoritariamente a partidos de izquierdas, de ahí la notable subida de IU y la triunfante irrupción del voto de queja y alternativo de Podemos. El PP, aún bajando de forma dramática, consigue ganar las elecciones y ponerse por delante del PSOE en tres puntos, lo que alivia su debacle respecto de las últimas elecciones. El voto de la derecha también se muestra dividido y así el importante el aumento de UPyD y la irrupción, más modesta que la de Podemos, de Ciudadanos, partido que todavía sigue consiguiendo su gran manadero de votos en Cataluña.
Sin duda hay que felicitar a todos los partidos que han logrado subir en número de votos y a aquellos que entran en el parlamento por primera vez. Me parece sano que entre los dos partidos mayoritarios no logren la mitad de los votos. Podemos imaginar qué sucedería con listas abiertas. Lamentablemente, una reforma en profundidad de las instituciones tampoco será posible con los actuales resultados porque los partidos mayoritarios en Europa siguen siendo los mismos. Ha vuelto a ganar la abstención en todo el continente y ese es el hecho que ningún partido se para a analizar. Una fuerza que fuese capaz de capitalizar ese comportamiento electoral y convertirlo en votos constructivos hacia el cambio de sistema, sería lo deseable. En la provincia de Huelva, la abstención ha sido del 61,84%, a la que si se le suma el voto en blanco, alcanza el 64,71%. En la capital, la abstención ha sido del 62,76%, el 65.9 con el voto en blanco. Los que propugnaron la abstención no deben andar insatisfechos, a pesar de no haber hecho campaña electoral.
Por otra parte, el triunfo del PSOE en Andalucía vuelve a testimoniar una vez más que la presencia de una organización de carácter andaluz y para Andalucía es imprescindible, pero sigue faltando el impulso para llevarlo a cabo. El PA, con una ligera mejora de sus resultados, no convence y únicamente lo votan los muy próximos al proyecto, sin calar en el conjunto del electorado que ya le dio la espalda hace tiempo. Poco más se puede decir de unas elecciones anodinas y sin más trayectoria que las mismas, porque aunque pueda marcar tendencia, difícilmente se pueden trasladar a comicios más cercanos. Lo que sí que pueden anunciar es una convocatoria más próxima en Andalucía y la posibilidad para Podemos y UPyD de estar en el parlamento andaluz. Pero eso es futuro. Primero, el congreso del PSOE en julio.